¿Qué son las ciencias sociales?
El entorno humano en el que nos movemos, los grupos sociales, la familia y las personas se rigen por pautas de comportamiento establecidas y sujetas a la influencia de un enorme número de factores. El conocimiento de esas pautas, que vienen marcadas generalmente por cuestiones sociológicas y psicológicas, y de esos factores, que se rigen por cuestiones demográficas, económicas, etnológicas, pedagógicas y ambientales, es esencial para un correcto desarrollo humano en todos los ámbitos.
Se considera ciencia a un sistema organizado de conocimientos y los métodos requeridos para la obtención de dichos conocimientos. Dentro de las ciencias, se denominan sociales aquellas que se centran en la actividad del hombre como parte de un colectivo. El objeto de estas ciencias es conocer las causas y las consecuencias de los comportamientos humanos tanto desde una perspectiva individual como social.
Ciencias humanas y ciencias de la naturaleza
La principal diferencia entre las ciencias sociales y las ciencias de la naturaleza reside en su objeto: las primeras estudian la interacción entre los individuos y las colectividades, mientras que las segundas se dedican al estudio de los componentes físicos y del funcionamiento de los seres vivos y su entorno.
Otra diferencia importante estriba en que para las ciencias de la naturaleza el sujeto y el objeto de estudio están separados, mientras que en las ciencias sociales el objeto de estudio y el sujeto que lo realiza coinciden. Esta diferencia cuestiona el carácter científico de las ciencias sociales, ya que es difícil que el ser humano pueda conseguir un conocimiento objetivo de la realidad social que él mismo genera.
Esas diferencias son las que han hecho surgir en la ciencia moderna la división entre cultura científica y cultura humanística.
Origen y evolución de las ciencias sociales
Las ciencias sociales son relativamente recientes en el ámbito científico. Se originaron a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, a raíz de la importancia capital que el pensamiento ilustrado dio al uso de la razón como arma de conocimiento. Entre los fundadores de algunas de sus disciplinas se encuentran pensadores franceses como Montesquieu y Comte, alemanes como Marx, e ingleses como Adam Smith y Ricardo.
La literatura científica social comenzó a proliferar en Europa en el siglo XIX, con la aparición de las primeras revistas de ciencias sociales, las facultades y los centros de investigación. Las ciencias sociales avanzaron conforme se batía en retirada el viejo mundo, arrastrado por la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. Ciencias como la economía, la sociología, la antropología y la psicología tuvieron en ese siglo el momento de su consolidación como disciplinas autónomas.
Clasificación de las ciencias sociales
Existen diversas formas de clasificar las disciplinas que componen las ciencias sociales. Hay que tener en cuenta que cada una de las ciencias no estudia realidades aisladas e independientes, sino que tiene fuertes interrelaciones con las demás. Algunas de las disciplinas hacen de puente entre las distintas áreas.
Un ejemplo de clasificación puede ser la que elige como criterio el campo de referencia de las distintas ciencias. Así, tenemos:
Ciencias referidas a la organización social: son las que influyen en el entorno social. En este apartado se incluyen ciencias sociales como la política, la sociología y el derecho, así como la antropología y la geografía.
Ciencias referidas a la organización económica: también influyen en la organización social, pero desde el punto de vista económico. Aquí se sitúa la economía.
Ciencias referidas al comportamiento: estudian el comportamiento del individuo, en particular, la psicología.
Principales ciencias sociales
Política
La ciencia política estudia la naturaleza y la forma de los gobiernos. Las primeras reflexiones sobre lo político en Occidente se realizaron en Grecia, a finales del siglo V a.C. En este campo destacaron los filósofos Platón y Aristóteles.
Sociología
Esta disciplina trata de establecer las leyes generales que explican la interacción social de los seres humanos. Se encarga de analizar las realidades colectivas y descubrir las reglas del comportamiento grupal. Se puede decir que la sociología se ha desarrollado como resultado de espacios vacíos que no fueron ocupados por otras ciencias. El francés Comte fue uno de sus padres fundadores.
Derecho
El derecho se puede definir como la ciencia que estudia el conjunto de leyes y reglas que rigen la actividad de las personas en su vida social, así como su fundamento y aplicación. La base del derecho en Occidente es el derecho romano.
Antropología
La antropología se centra en el estudio del ser humano como una de las especies animales, contemplando tanto su dimensión social como la biológica.
Geografía
Ciencia que describe el globo terráqueo y analiza la obra de las personas sobre la propia Tierra. La geografía suele trabajar con datos tomados de otras disciplinas cercanas.
Economía
Esta disciplina analiza la forma en que los seres humanos y la sociedad en su conjunto usan los recursos existentes para obtener los bienes necesarios y cómo los distribuyen para su consumo entre los distintos miembros de la sociedad. En una sociedad como la nuestra, basada en el mercado, la economía tiene una importancia capital.
Psicología
La psicología se ocupa de las motivaciones, procesos y conductas de la persona. Durante mucho tiempo ha estado sujeta a la filosofía y le ha resultado difícil desvincularse de ella. Dentro de la psicología destaca Sigmund Freud, creador del psicoanálisis.
Historia
Es muy probable que la historia sea la disciplina social más antigua. Nace con los griegos, destacando en sus orígenes Herodoto y Tucídides (siglo V a.C.). Esta ciencia tiene por objeto reconstruir y entender los principales hechos sociales a través del tiempo.
Éstos son los datos básicos, pero aún puedes profundizar más en el conocimiento de la clasificación de las disciplinas que abarcan las ciencias sociales.
El método de las ciencias sociales
El método de investigación de las ciencias sociales es básicamente el mismo que el de las ciencias de la naturaleza, pero con algunas diferencias:
En las disciplinas sociales no siempre es posible realizar experimentos. Hay fenómenos que no se pueden repetir para observarlos, aunque algunas ciencias sociales como la psicología han intentado aplicar la experimentación como método de estudio.
Como consecuencia de lo anterior, la verificación de la hipótesis resulta difícil de realizar.
En gran parte de estas ciencias es muy difícil establecer una matematización de las leyes, salvo en casos como la economía.
El método de la historia
La historia se caracteriza porque su objeto de estudio son los hechos pasados y, por ello, irrepetibles. Por lo tanto, el método experimental no se puede aplicar en esta disciplina.
Utilidad de las ciencias sociales
La transformación constante del mundo actual y la adaptación del individuo a esos cambios han impuesto a las ciencias sociales nuevos retos y tareas. Por ello, la cooperación entre las distintas disciplinas tiene como finalidad potenciar el desarrollo económico y social de los grupos y de las personas, colaborando en la eliminación de la miseria, la explotación, la ignorancia y el estancamiento de los individuos más desfavorecidos.
Tomado de: http://www.hiru.com/ciencias-sociales/que-son-las-ciencias-sociales
¿Qué es la geografía?
La geografía (del latín geographĭa, que a su vez deriva de un término griego compuesto) es la ciencia que se encarga de la descripción de la Tierra. También la palabra puede utilizarse para hacer referencia al territorio o al paisaje. La geografía, por lo tanto, estudia el medio ecológico, las sociedades que habitan en él y las regiones que se forman al producirse esta relación. En otras palabras, se encarga de analizar la relación hombre-Tierra y los fenómenos geográficos de la superficie terrestre. Esta ciencia cuenta con varios principios, estipulados por los especialistas a lo largo de la historia. El principio de la localización, por ejemplo, fue sustentado por Federico Ratzel y consiste en ubicar el hecho geográfico, lo que también permite identificar el fenómeno geográfico. El principio de la comparación, analizado por Carl Ritter, explica la relación que existe entre un hecho y un fenómeno geográfico. También podemos mencionar al principio de la explicación, estudiado por Alexander von Humboldt, que investiga el fenómeno en base a comprobaciones; el principio de la descripción, aportado por Vidal de la Blanche, que permite descifrar el hecho geográfico al analizar su causalidad; y el principio de la observación geográfica, que posibilita la visualización de los fenómenos geográficos en base a la referencia que se origina en la superficie o en el espacio. En cuanto a las tradiciones geográficas (las corrientes o líneas de estudio existentes en esta ciencia), aparecen la tradición física (encargada a de los aspectos físicos, como el relieve y la vegetación), la tradición corológica (estudia sistemas territoriales, tanto espacios naturales como sociales), la tradición ecológica (se centra en la interacción entre los grupos humanos y el medio físico), la tradición paisajística (analiza los paisajes naturales y culturales), la tradición espacial (localización y distribución de los fenómenos naturales y culturales) y la tradición social (se encarga de las sociedades y de los medios donde éstas habitan).
¿Qué es la cartografía?
La cartografía (del griego χάρτις, chartis = mapa y γραφειν, graphein = escrito) es la ciencia que se encarga del estudio y de la elaboración de los mapas geográficos, territoriales y de diferentes dimensiones lineales y demás. Por extensión, también se denomina cartografía a un conjunto de documentos territoriales referidos a un ámbito concreto de estudio.
El nacimiento de nuestro planeta tierra.
La tierra que hoy conocemos tiene un aspecto muy distinto del que tenía poco después de su nacimiento, hece unos 4.500 millones de años. Entonces era un amasijo de rocas conglomeradas cuyo interior se calentó y fundió todo el planeta. Con el tiempo la corteza se secó y se volvió sólida. En las partes más bajas se acumuló el agua mientras que, por encima de la corteza terrestre, se formaba una capa de gases, la atmósfera.
Agua, tierra y aire empezaron a inteactuar de forma bastante violenta ya que, mientras tanto, la lava manaba en abundancia por múltiples grietas de la corteza, que se enriquecía y transformaba gracias a toda esta actividad.
Formación del Sol y los planetas
No sabemos qué ocurrió en el lugar que ahora ocupamos durante los primeros 10.000 millones de años, si hubo otros soles, otros planetas, espacio vacio o, simplemente, nada. Hacia la mitad de este periodo, o quizás antes, debió formarse una galaxia.
Cerca del límite de esta galaxia, que hoy llamamos Vía Láctea, una porción de materia se condensó en una nube más densa hace unos 5.000 millones de años. Esto ocurría en muchas partes, pero esta nos interesa especialmente. Las fuerzas gravitatorias hicieron que la mayor parte de esta masa formase una esfera central y, a su alrededor, quedasen girando masas mucho más pequeñas.
La masa central se convirtió eu una esfera incandescente, una estrella, nuestro Sol. Las pequeñas también se condensaron mientras describían órbitas alrededor del Sol, formando los planetas y algunos satélites. Entre ellos, uno quedó a la distancia justa y con el tamaño adecuado para tener agua en estado líquido y retener una importante envoltura gaseosa. Naturalmente, este planeta es la Tierra.
No sabemos qué ocurrió en el lugar que ahora ocupamos durante los primeros 10.000 millones de años, si hubo otros soles, otros planetas, espacio vacio o, simplemente, nada. Hacia la mitad de este periodo, o quizás antes, debió formarse una galaxia.
Cerca del límite de esta galaxia, que hoy llamamos Vía Láctea, una porción de materia se condensó en una nube más densa hace unos 5.000 millones de años. Esto ocurría en muchas partes, pero esta nos interesa especialmente. Las fuerzas gravitatorias hicieron que la mayor parte de esta masa formase una esfera central y, a su alrededor, quedasen girando masas mucho más pequeñas.
La masa central se convirtió en una esfera incandescente, una estrella, nuestro Sol. Las pequeñas también se condensaron mientras describían órbitas alrededor del Sol, formando los planetas y algunos satélites. Entre ellos, uno quedó a la distancia justa y con el tamaño adecuado para tener agua en estado líquido y retener una importante envoltura gaseosa. Naturalmente, este planeta es la Tierra.
Sólido, líquido y gaseoso
Esta actividad de los volcanes generó una gran cantidad de gases que acabaron formando una capa sobre la corteza. Su composición era muy distinta de la actual, pero fue la primera capa protectora y permitió la aparición del agua líquida. Algunos autores la llaman "Atmósfera I".
En las erupciones, a partir del oxígeno y del hidrógeno se generaba vapor de agua, que al ascender por la atmósfera se condensaba, dando origen a las primeras lluvias. Al cabo del tiempo, con la corteza más fría, el agua de las precipitaciones se pudo mantener líquida en las zonas más profundas de la corteza, formando mares y océanos, es decir, la hidrosfera.
Según los científicos, hace unos 15.000 millones de años se produjo una gran explosión, el Big Bang. La fuerza desencadenada impulsó la materia, extraordinariamente densa, en todas direcciones, a una velocidad próxima a la de la luz. Con el tiempo, y a medida que se alejaban del centro y reducían su velocidad, masas de esta materia se quedaron más próximas para formar, más tarde, las galaxias.
Después de un periodo inicial en que la Tierra era una masa incandescente, las capas exteriores empezaron a solidificarse, pero el calor procedente del interior las fundía de nuevo. Finalmente, la temperatura bajó lo suficiente como para permitir la formación de una corteza terrestre estable. Al principio no tenía atmósfera, y recibia muchos impactos de meteoritos. La actividad volcánica era intensa, lo que motivaba que grandes masas de lava saliesen al exterior y aumentasen el espesor de la corteza, al enfriarse y solidificarse.
Tomado de: http://www.astromia.com/tierraluna/origentierra.htm
Pangea.
Es el nombre que recibe el supercontinente que dio origen a los continentes actuales. En concreto se creé que existió durante las eras mesozoica y paleozoica, hace unos 300 millones de años.
También llamado la Pangea, su nombre procede de Alfred Wegener, autor de la famosa teoría de la deriva continental. Supuestamente la forma original de la masa formaba una C, dejando un océano en su interior, llamado Océano Paleo-Tetis, que podría tratarse a día de hoy del mar Negro. El supercontinente estaba rodeado en su totalidad por otro océano, denominado Pantalasa.
La Tierra, cuya edad data de unos 4.600 millones de años, ha visto ya durante su historia bastantes supercontinentes, y Pangea tan solo fue el último de ellos, pero el hecho de que sea el último del que se tiene constancia hace que sean bastantes los datos que disponemos de él. Por ejemplo, las regiones interiores, entre las que se encontraba lo que hoy es la Antártida, eran extremadamente secas ya que las precipitaciones rara vez llegaban ahí, debido a la gran distancia existente con el mar.
La desintegración de Pangea se produjo hace 200 millones de años aproximadamente, fracturándose en dos continentes, Laurasia al norte y Gondwana al sur, siendo atravesado por el mar de Tetis, que a día de hoy es el mar Mediterráneo. Estos dos continentes también se fueron fragmentando progresivamente debido al movimiento de las placas tectónicas, hasta adquirir la formación que conocemos hoy en día.
Mapamundi con los cinco continentes y los cinco océanos.
Mapamundi Físico.
Mapamundi Político.
Latitud y Longitud.
Para Ubicar la Longitud y Latitud en el Globo Terráqueo.
Coordenadas Geográficas:
50º latitud norte - 80º longitud oeste.
40º latitud norte - 80º longitud oeste.
5º latitud norte - 75º longitud oeste.
0º latitud n/a - 80º longitud oeste.
10ª latitud sur - 50º longitud oeste.
50º latitud norte - 0º n/a.
30º latitud sur - 150º longitud este.
30º latitud norte - 80º longitud este.
40º latitud norte - 140º longitud este.
40º latitud norte - 120º longitud este.
30º latitud norte - 28º longitud este.
30º latitud sur - 20º longitud este.
Población Mundial.
Pobreza Mundial.
Mapa Político de América.
Mapa Físico de América
Mapa Físico de Asia
Mapa Político de África
Mapa Físico de África
MAPA POLÍTICO DE OCEANÍA
Listado de países y datos socio-demográficos | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|
La Altitud y los Pisos Térmicos.
Accidentes Geográficos.
ACCIDENTES GEOGRÁFICOS TERRESTRES
CAÑÓN
En geomorfología y geología, un cañón es un accidente geográfico provocado por un río que a través de un proceso de epigénesis excava en terrenos sedimentarios una profunda hendidura de paredes casi verticales. Es, pues, una especie de desfiladero ensanchado por la larga actuación de los procesos de erosión fluvial.
Los cañones (también llamados gargantas cuando son relativamente angostos) son incisiones lineales de tendencia rectilínea (o curvilínea en el caso de los meandros encajados) y que poseen carácter estructural cuando son originados por levantamientos o hundimientos tectónicos. También pueden originarse por la dinámica fluvial, debido al descenso del nivel de base o por la erosión remontante del río principal.
CERRO O COLINA
Un cerro o colina es una eminencia del terreno que, en general, no supera los 100 metros desde la base hasta la cima. Sin embargo, en algunos países de Sudamérica y en México se nombran como cerros algunos picos que incluso superan los 3000 m de altitud.
Los cerros pueden formarse por varios fenómenos; entre los más comunes están los geomorfológicos: por la surgencia de fallas; por erosión de otros accidentes mayores del terreno, tales como las mismas montañas u otros cerros; por movimiento y deposición de sedimentos de un glaciar (por ejemplo, morrenas y drumlins); etcétera. La forma redondeada de algunos cerros obedece a movimientos de difusión del suelo y a regolitos que cubren el cerro, en un proceso denominado reptación.
Algunas regiones que pudieron haber tenido cerros no los tienen por causa de la cobertura de glaciares durante la Era de Hielo. El contraste entre las vastas llanuras del norte de Indiana y los numerosos cerros del sur del estado como resultado de esto.
Existen varias denominaciones específicas usadas para describir tipos particulares de cerros, según su apariencia y método de formación. Muchos nombres se han originado en una región geográfica para describir una forma de cerro peculiar a esa región.
CORDILLERA
Una cordillera es una sucesión de montañas enlazadas entre sí. Constituyen zonas plegadas o en fase de plegamiento. En los geosinclinales, o zonas alargadas situadas en los bordes de los continentes, se acumula un gran espesor de sedimentos; cuando estos materiales sufren una importante compresión debido a empujes laterales, se pliegan y se elevan dando lugar a la formación de cadenas montañosas. A este tipo pertenece la mayor parte de las grandes cordilleras continentales: Alpes, Himalaya, Andes, entre otras. Además de las fuerzas internas del planeta, intervienen en el modelado del relieve agentes externos, como el viento o el agua, y procesos ligados al clima, a la vegetación y al suelo.
Una cordillera es una sucesión de montañas enlazadas entre sí. Constituyen zonas plegadas o en fase de plegamiento. En los geosinclinales, o zonas alargadas situadas en los bordes de los continentes, se acumula un gran espesor de sedimentos; cuando estos materiales sufren una importante compresión debido a empujes laterales, se pliegan y se elevan dando lugar a la formación de cadenas montañosas. A este tipo pertenece la mayor parte de las grandes cordilleras continentales: Alpes, Himalaya, Andes, entre otras. Además de las fuerzas internas del planeta, intervienen en el modelado del relieve agentes externos, como el viento o el agua, y procesos ligados al clima, a la vegetación y al suelo.
LAGO
Un lago (del latín lacus) es un cuerpo de agua dulce, salobre o salada, de una extensión considerable, que se encuentra separado del mar. El aporte de agua a los lagos viene de los ríos, de aguas freáticas y precipitación sobre el espejo de agua.
Los lagos se forman en depresiones topograficas creadas por una variedad de procesos geológicos como movimientos tectonicos, movimientos de masa, volcanismo, formación de barras, acción de glaciares e incluso impactos de meteoritos. También existen lagos creados artificialmente por la construcción de una presa.
Los grandes lagos que no tienen salida al mar son llamados también «mares cerrados», como el mar Caspio, pero la regla no es clara, pues se habla del mar Muerto y del Gran Lago Salado. A veces se propone distinguir los mares de los lagos por el carácter del agua salada del mar y dulce de los lagos.
LLANURAS
Una llanura es una superficie plana de tierra, a menudo de gran extensión, resultado de la erosión o de la deposición de materiales. Constituyen casi el 55% de la superficie continental, aunque también aparecen en los suelos oceánicos, con el nombre de llanuras abisales y plataformas. Las llanuras de la superficie terrestre están relacionadas con las antiguas rocas que forman los interiores estables de los continentes, en contraste con las márgenes, de tectónica inestable, de los continentes, donde existen sistemas montañosos. Las llanuras necesitan millones de años para su formación, por lo que la superficie debe ser estable. A ambos lados del ecuador se extienden, simétricamente, sendas zonas de llanura: una serie en el hemisferio norte y otra en el hemisferio sur. Las plataformas de Norteamérica y Sudamérica forman un par y las plataformas africana y euroasiática otro. La siberiana y australiana se pueden considerar como un tercer grupo.
Una llanura es una superficie plana de tierra, a menudo de gran extensión, resultado de la erosión o de la deposición de materiales. Constituyen casi el 55% de la superficie continental, aunque también aparecen en los suelos oceánicos, con el nombre de llanuras abisales y plataformas. Las llanuras de la superficie terrestre están relacionadas con las antiguas rocas que forman los interiores estables de los continentes, en contraste con las márgenes, de tectónica inestable, de los continentes, donde existen sistemas montañosos. Las llanuras necesitan millones de años para su formación, por lo que la superficie debe ser estable. A ambos lados del ecuador se extienden, simétricamente, sendas zonas de llanura: una serie en el hemisferio norte y otra en el hemisferio sur. Las plataformas de Norteamérica y Sudamérica forman un par y las plataformas africana y euroasiática otro. La siberiana y australiana se pueden considerar como un tercer grupo.
MAR
La definición comparativa de mar como «extensión de agua salada menor que el océano» establece una clasificación de las extensiones de agua salada en que los océanos serían las mayores extensiones y vendrían luego, de diferentes tamaños, los mares. Los mares se diferencian principalmente por el contacto con el océano, pudiendo ser abiertos o cerrados: si está rodeado casi totalmente por tierra, como el mar Negro, se habla de mar continental, mientras que si está muy abierto, como el mar de la China, se habla de mar litoral.
La distinción entre mar y océano obedece a diversas causas, sobre todo cuando se habla de mares abiertos en que suele distinguirse atendiendo a la situación geográfica, generalmente enclavada entre dos masas terrestres o, a veces, las menos, a la posición de la plataforma continental. Algunos ejemplos de esto son los siguientes: el mar del canal de La Mancha comunica con el océano Atlántico por el mar Céltico, pero se distingue por su posición entre la costa sur de Inglaterra y la costa norte de Francia. Otro caso muy claro es el mar Mediterráneo, que comunica con el océano Atlántico por el estrecho de Gibraltar y se distingue claramente por estar enclavado entre Europa, Asia y África, al punto de que tiene unas condiciones marítimas muy diferentes (diferentes temperaturas, diferente fauna y flora, y mareas de diferente amplitud). Otro mar abierto, en este caso el de los Sargazos, con su acumulación de algas a lo largo de la Florida, se distingue del océano Atlántico de forma totalmente arbitraria.
MESETA
Superficies planas del relieve terrestre que se encuentran a una altitud mayor de los 500 metros sobre el nivel del mar.
En geología y geografía, una meseta es una superficie relativamente plana elevada sobre el terreno circundante.
La formación de mesetas suele deberse a una elevación del terreno provocada por fuerzas tectónicas o bien por erosión del terreno circundante. En el primer caso se trata de la aplicación de fuerzas tectónicas sobre estratos horizontales del terreno, que al encontrar fallas propicias producen la elevación de una zona que mantiene la horizontalidad pero a un nivel superior que el entorno. En el segundo caso, en un terreno horizontal la erosión puede formar ríos que profundizan dejando zonas aisladas y elevadas, normalmente al estar formados por materiales más resistentes a la erosión.
También existen mesetas submarinas, pero en este caso también pueden estar formadas por el hundimiento o inundación de mesetas anteriormente emergidas. Por ejemplo, las islas Seychelles se sitúan en una meseta o plataforma que quedó separada del continente y que posteriormente fue sumergida al igual que las distintas plataformas continentales. También se pueden formar por emisiones volcánicas submarinas, que se pueden acumular en forma de meseta al entrar en contacto con el agua.
MONTAÑA
(del latín montanea, de mons, montis) es una eminencia superior a 700 metros respecto a su base, es decir una elevación natural del terreno. Las montañas cubren 53% de Asia, 36% de Norteamérica, 25% de Europa, 22% de Sudamérica, 17% de Australia y 3% de Africa. En total, un 24% de la litosfera constituye masa montañosa. Un 10% de la población mundial habitan regiones montañosas. Todos los ríos mayores del mundo nacen en áreas montañosas y más de la mitad de la humanidad depende del agua de las montañas.
Características:
La montaña no se define sólo por su altitud sino también por el contraste con el terreno circundante, pues se pueden encontrar tierras llanas y poco accidentadas a gran altitud que no se pueden considerar estrictamente zonas montañosas sino mesetas o altiplanos. Tal sería el caso de la Meseta Central española, con una altitud media en torno a los 700 m. Por el contrario, se consideran montañas a pequeñas elevaciones de solo 500 m pero que se elevan bruscamente en un paisaje de llanuras. Otro aspecto a considerar en las montañas son las fuertes pendientes que comunmente presentan sus laderas.
La montaña no se define sólo por su altitud sino también por el contraste con el terreno circundante, pues se pueden encontrar tierras llanas y poco accidentadas a gran altitud que no se pueden considerar estrictamente zonas montañosas sino mesetas o altiplanos. Tal sería el caso de la Meseta Central española, con una altitud media en torno a los 700 m. Por el contrario, se consideran montañas a pequeñas elevaciones de solo 500 m pero que se elevan bruscamente en un paisaje de llanuras. Otro aspecto a considerar en las montañas son las fuertes pendientes que comunmente presentan sus laderas.
Montañas más altas:
África: Kilimanjaro (5.895 m), América: Aconcagua (6.959 m), Asia: Everest (8.848 m), la más alta del mundo, Europa: Elbrus (5.633 m), Oceanía: Jaya (5.029 m), Antártida: Monte Vinson (4.897 m).
África: Kilimanjaro (5.895 m), América: Aconcagua (6.959 m), Asia: Everest (8.848 m), la más alta del mundo, Europa: Elbrus (5.633 m), Oceanía: Jaya (5.029 m), Antártida: Monte Vinson (4.897 m).
RÍO
Un río es una corriente natural de agua que fluye con continuidad. Posee un caudal determinado, rara vez constante a lo largo del año, y desemboca en el mar, en un lago o en otro río, en cuyo caso se denomina afluente. La parte final de un río es su desembocadura. Algunas veces terminan en zonas desérticas donde sus aguas se pierden por infiltración y evaporación: es el caso de los ríos alóctonos (llamados así porque sus aguas proceden de otros lugares con clima más húmedo), como el caso del Okavango en el falso delta donde desemboca, numerosos uadis (wadi en inglés) del Sáhara y de otros desiertos. Los cursos fluviales que son muy estrechos, se seca en alguna parte del año, y/o tiene poco caudal, reciben los nombres de riacho, riachuelo, o arroyo.
SIERRA
Una sierra es una parte de una cordillera. Se compone de una alineación montañosa principal que hace de eje de la misma y, en algunos casos, de otros cordales montañosos de menor altitud e importancia que el primordial. Sin embargo, una cordillera es un conjunto más complejo de alineaciones montañosas con una importancia más similar entre ellas. Una sierra, al estar constituida por un cordal que funciona de eje, su longitud respecto de su anchura es notablemente mayor que en una cordillera. Los valles existentes en una sierra tienen una extensión menor que los de una cordillera.
VALLE
Del latín vallis, un valle es una llanura entre montañas o alturas. Se trata de una depresión de la superficie terrestre entre dos vertientes, con forma inclinada y alargada. Por la vertiente de un valle pueden circular las aguas de un río (en el caso de los valles fluviales) o alojarse el hielo de un glaciar (valles glaciares).
Un valle puede formarse por distintos motivos, como la erosión que genera un curso de agua o los movimientos tectónicos. El valle puede tener distintas formas de acuerdo a su origen y antigüedad.
Los valles más jóvenes tienen forma de V, ya que las vertientes se encuentran poco modeladas por la erosión. Cuando la erosión avanza, se habla de valles aluviales, que tienen fondo amplio y plano. Los valles en U, que suelen ser de origen glaciar, exhiben un fondo cóncavo y paredes abruptas.
También es posible distinguir entre los valles longitudinales (que se orientan de forma paralela a los pliegues de la cordillera) y los valles transversales (perpendiculares a la cordillera)
Existen una gran cantidad de valles de importancia a nivel mundial. El Gran Valle del Rift, por ejemplo, tiene una extensión de 4.830 kilómetros y alberga a la montaña más alta del continente africano: el monte Kilimanjaro, que se eleva 5.895 metros sobre el nivel del mar.
El Valle del Nilo, en cambio, es mucho más pequeño (con un promedio de 19 kilómetros de ancho), pero tiene una gran relevancia histórica por permitir el desarrollo de las civilizaciones en Egipto.[1]
ACCIDENTES GEOGRÁFICOS MARÍTIMOS
El relieve se clasifica, según las aguas del mar se internan en la tierra o según sea la tierra la que se interne mar adentro en:
Entrantes
Salientes
Abruptos
Llanos
Entrantes:
Los entrantes son aquellos que están rodeado de tierra por tres de sus lado pero por uno tienen salida al mar, como los:
Golfo, Son partes del océano o del mar parcialmente rodeados de tierra. Si el golfo es pequeño se denomina bahía.
Bahía, es una entrada de un mar, océano o lago, rodeada por tierra excepto por una apertura, que suele ser más ancha que el resto de la penetración en tierra adentro.
Ensenada, es una entrada de agua circular o redondeada con una boca estrecha. Aunque coloquialmente el término se usa para referirse a cualquier bahía abrigada, los geógrafos entienden que la ensenada es una entrada de agua de menor dimensión que una bahía.
Rada, se trata de un área cerrada con una apertura al mar, más estrecha que una bahía o un golfo. Por su extensión no puede confundirse con un estuario. Se puede crear artificialmente mediante espigones o diques. Las radas naturales ofrecen abrigo frente a las tormentas y se usan frecuentemente como base naval.
Salientes:
En este caso la parte terreste se apoya más al océano. Estas están rodeadas por agua por tres de sus lados, más, por uno otro se unen con una masa de tierra regularmente por un istmo. Entre los principales relieves costeros salientes están las penínsulas, los cabos y las puntas.
Península, es una extensión de tierra rodeada de mar por todas partes excepto por una zona, relativamente estrecho, llamada istmo, que la une a un territorio.
Cabo, Es una parte de la costa que se adentra en el mar. Puede tener gran influencia sobre las corrientes oceánicas y la navegación.
Tómbolo, barras de arena que une el continente con una isla pequeña. Es un accidente geográfico sedimentario, como por ejemplo una barra, que forma una estrecha lengua de tierra entre una isla o una gran roca alejada de la costa y tierra firme, o entre dos islas o grandes rocas.
Archipiélago, es una cadena o un conjunto de islas. Los archipiélagos generalmente se sitúan en mar abierto, siendo poco frecuente que se encuentren cerca de grandes masas de tierra. Los archipiélagos suelen ser de origen volcánico, formando dorsales oceánicas o “puntos calientes”. Hay muchos otros procesos implicados en su formación, como la erosión y la sedimentación.
Isla, es una zona de tierra firme, más o menos extensa, rodeada completamente por una masa de agua. Toda su superficie, tomada a la misma altura sobre el nivel del mar, está sometida a un clima similar, a diferencia de lo que ocurre en los continentes. Existen islas en los ríos, lagos, mares y océanos.
Abruptos:
Acantilado, es una vertical y abrupta formación rocosa de la costa, escarpe litoral modelado por la acción erosiva del oleaje y de las corrientes derivadas de él, sobre rocas de cualquier naturaleza. Formando cantiles o escalones con los cuales las olas se estrellan.
Rasa mareal, es una plataforma rocosa costera, al nivel de la marea baja, que aparece por delante de un acantilado rocoso. Se trata de una formación debida a la erosión del mar sobre éste.
Farallón: roca alta y cortada verticalmente especialmente la situada en la costa.
Fiordo, es un barranco excavado por un glaciar que luego ha sido invadido por el mar, dejando agua salada. Normalmente son estrechos y están bordeados por empinadas montañas, que nacen bajo el nivel del mar.
Estrecho, es un canal de agua que conecta dos lagos, mares u océanos y, en consecuencia se encuentra entre dos masas de tierra.
Llanos:
Playa, es un depósito de sedimentos no consolidados que varían entre arena y grava, excluyendo el fango ya que no es un plano aluvial o costa de manglar, que se extiende desde la base de la duna o el límite donde termina la vegetación hasta una profundidad por donde los sedimentos ya no se mueven.
Flecha litoral, cordón de tierra en el interior de una bahía, o la acumulación de arena delante de la costa, a veces estos depósitos se apoyan en cabos o promontorios.
Marisma, es un ecosistema húmedo con plantas herbáceas que crecen en el agua. Una marisma es diferente de una ciénaga, la cual está dominada por árboles en vez de herbáceas. El agua de una marisma puede ser dulce o del mar, aunque normalmente es una mezcla de ambas, denominada salobre. Las marismas costeras suelen estar asociadas a estuarios, éstas se basan comúnmente en suelos con fondos arenosos.
Albufera, es una laguna litoral de agua salada o ligeramente salobre, separada del mar por una lengua o cordón de arenas pero en comunicación con el mar por uno o más puntos. Su formación suele deberse a la colmatación de una antigua bahía por los aportes de sedimentos marinos o fluviales.
Delta fluvial, se denomina delta al territorio triangular formado en la desembocadura de un río, mediante sedimentos que se depositan a medida que la corriente del río va desapareciendo.
[1] www.wikipedia.org/En caché - Similares
LA EVOLUCIÓN DEL SER HUMANO
LOS PRIMEROS POBLADORES DE AMÉRICA
Los paleoantropólogos siguen debatiendo sobre dónde evolucionó el hombre moderno
y cómo se dispersó por el mundo. La cuestión es si la evolución tuvo lugar en
una pequeña región de África o en una amplia área de África y Eurasia. Y aún
más, si las poblaciones humanas modernas procedentes de África desplazaron a
todas las poblaciones humanas allí existentes, llegando a producir en último
término su extinción.
Desde Asia, a través del estrecho de Behring, pasaron
a América los primeros inmigrantes hace
aproximadamente cuarenta mil años. Esta hipótesis, ampliamente
difundida y aceptada, afirma que esta ruta septentrional fue utilizada tanto por
hombres como por animales, que se trasladaron desde la estepas siberianas hacia
Alaska, en sucesivas oleadas.
El actual estrecho de Behring lo forman las aguas que cubren la
plataforma continental que une a la península siberiana de
Chukotsky con la península de Seward en Alaska. Esta
plataforma, hoy sumergida, de una profundidad media de sólo 37 metros,
constituyó una gran masa de tierra continua entre ambos continentes. Un
testimonio se observa hoy en las Islas Diomedes, ubicadas en la mitad del
estrecho, formando un verdadero puente.
El estrecho de Behring, además, permanecía y permanece buena parte del año
congelado y sólido, pudiendo por tanto cruzarse caminando de un continente a
otro. Inclusive hasta la época actual pueden advertirse las semejanzas entre los
Samoyedos de Siberia y los actuales habitantes de Alaska, el Norte de Canadá y
Groenlandia.
Recordemos la identidad lingüística aún evidente entre los pueblos esquimales
esparcidos alrededor del Artico en la América del Norte, todos descendientes de
las últimas migraciones asiáticas. Hace 40 mil años los primitivos emigrantes se
desplazaron desde Alaska hacia el Sur, bordeando los Montes Rocallosos, en busca
de climas más propicios. Poblaron las llanuras centrales y las costas de
California y Oregón en Norteamérica y Sudamérica posteriormente.
Hay indicios de la presencia de indígenas en Santa Rosa, California, hace
aproximadamente 30 mil años, y no existen dudas sobre la antigüedad de grupos
humanos que se establecieron en México y Perú entre 20 y 25 mil años atrás.
Debido a la circunstancia de que los inmigrantes que atravesaron el estrecho
de Behring lo hicieron cuando aún no se habían desarrollado las grandes
civilizaciones asiáticas, solamente trajeron con ellos los avances
culturales y las técnicas del Neolítico. En
consecuencia no conocieron el arado, la rueda,
el cultivo del trigo ni laconstrucción del arco
arquitectónico.
Sin embargo, en las decenas de miles de años que transcurrieron entre la
ocupación por los asiáticos del continente americano y la llegada de los
europeos, se diferenciaron los lenguajes indígenas y asimismo evolucionaron en
forma distinta con avanzadas técnicas y otras manifestaciones culturales.
Debido al hecho de que los estímulos del medio ambiente geográfico fueron
distintos, dadas las diferentes altitudes y latitudes, los grupos humanos
amerindios alcanzaron distintos grados o niveles de desarrollo. Las diferentes
condiciones actuaron sobre cada uno de estos grupos, ya sea obstaculizando o
facilitando sus respuestas ante el medio ambiente. Algunos de ellos se
mantuvieron en un nivel muy primario, especialmente aquellos que se localizaron
en los extremos del continente, debiendo luchar contra una naturaleza
hostil.
Otros, en cambio, alcanzaron importantes logros, domesticando
animales, cultivando maíz, levantando
construcciones de piedra, modelando
cerámica y estableciendo avanzados sistemas de convivencia
social.
Ejemplos de atrasadas culturas primitivas, fueron encontrados por los
europeos entre los aborígenes australes. Por otra parte, civilizaciones
avanzadas, en comparación a las anteriores e incluso a la europea en variados
aspectos, fueron las del pueblo Maya en Yucatán y América
Central, la Azteca en México y el Incanato en
Sudamérica.
Respecto a las tesis de otras corrientes migratorias que habrían poblado el
continente americano a través del Océano Pacífico, ésta constituye una realidad
que debe continuar investigándose. La existencia de un número importante de
similitudes en los cultivos, costumbres, expresiones del lenguaje y otros rasgos
culturales entre los pueblos melanésico-polinésicos y los aborígenes americanos
han llevado al convencimiento de la existencia de contactos, inclusive desde la
Prehistoria. Sin embargo, no se han encontrado aún pruebas definitivas,
subsistiendo especialmente dudas acerca de la dirección o sentido inicial de
estos contactos: si llegaron desde la Polinesia hacia Sudamérica o viceversa.
Los paleoantropólogos siguen debatiendo sobre dónde evolucionó el hombre moderno
y cómo se dispersó por el mundo. La cuestión es si la evolución tuvo lugar en
una pequeña región de África o en una amplia área de África y Eurasia. Y aún
más, si las poblaciones humanas modernas procedentes de África desplazaron a
todas las poblaciones humanas allí existentes, llegando a producir en último
término su extinción.
Desde Asia, a través del estrecho de Behring, pasaron
a América los primeros inmigrantes hace
aproximadamente cuarenta mil años. Esta hipótesis, ampliamente
difundida y aceptada, afirma que esta ruta septentrional fue utilizada tanto por
hombres como por animales, que se trasladaron desde la estepas siberianas hacia
Alaska, en sucesivas oleadas.
El actual estrecho de Behring lo forman las aguas que cubren la
plataforma continental que une a la península siberiana de
Chukotsky con la península de Seward en Alaska. Esta
plataforma, hoy sumergida, de una profundidad media de sólo 37 metros,
constituyó una gran masa de tierra continua entre ambos continentes. Un
testimonio se observa hoy en las Islas Diomedes, ubicadas en la mitad del
estrecho, formando un verdadero puente.
El estrecho de Behring, además, permanecía y permanece buena parte del año
congelado y sólido, pudiendo por tanto cruzarse caminando de un continente a
otro. Inclusive hasta la época actual pueden advertirse las semejanzas entre los
Samoyedos de Siberia y los actuales habitantes de Alaska, el Norte de Canadá y
Groenlandia.
Recordemos la identidad lingüística aún evidente entre los pueblos esquimales
esparcidos alrededor del Artico en la América del Norte, todos descendientes de
las últimas migraciones asiáticas. Hace 40 mil años los primitivos emigrantes se
desplazaron desde Alaska hacia el Sur, bordeando los Montes Rocallosos, en busca
de climas más propicios. Poblaron las llanuras centrales y las costas de
California y Oregón en Norteamérica y Sudamérica posteriormente.
Hay indicios de la presencia de indígenas en Santa Rosa, California, hace
aproximadamente 30 mil años, y no existen dudas sobre la antigüedad de grupos
humanos que se establecieron en México y Perú entre 20 y 25 mil años atrás.
Debido a la circunstancia de que los inmigrantes que atravesaron el estrecho
de Behring lo hicieron cuando aún no se habían desarrollado las grandes
civilizaciones asiáticas, solamente trajeron con ellos los avances
culturales y las técnicas del Neolítico. En
consecuencia no conocieron el arado, la rueda,
el cultivo del trigo ni laconstrucción del arco
arquitectónico.
Sin embargo, en las decenas de miles de años que transcurrieron entre la
ocupación por los asiáticos del continente americano y la llegada de los
europeos, se diferenciaron los lenguajes indígenas y asimismo evolucionaron en
forma distinta con avanzadas técnicas y otras manifestaciones culturales.
Debido al hecho de que los estímulos del medio ambiente geográfico fueron
distintos, dadas las diferentes altitudes y latitudes, los grupos humanos
amerindios alcanzaron distintos grados o niveles de desarrollo. Las diferentes
condiciones actuaron sobre cada uno de estos grupos, ya sea obstaculizando o
facilitando sus respuestas ante el medio ambiente. Algunos de ellos se
mantuvieron en un nivel muy primario, especialmente aquellos que se localizaron
en los extremos del continente, debiendo luchar contra una naturaleza
hostil.
Otros, en cambio, alcanzaron importantes logros, domesticando
animales, cultivando maíz, levantando
construcciones de piedra, modelando
cerámica y estableciendo avanzados sistemas de convivencia
social.
Ejemplos de atrasadas culturas primitivas, fueron encontrados por los europeos entre los aborígenes australes. Por otra parte, civilizaciones avanzadas, en comparación a las anteriores e incluso a la europea en variados aspectos, fueron las del pueblo Maya en Yucatán y América Central, la Azteca en México y el Incanato en Sudamérica.
Respecto a las tesis de otras corrientes migratorias que habrían poblado el
continente americano a través del Océano Pacífico, ésta constituye una realidad
que debe continuar investigándose. La existencia de un número importante de
similitudes en los cultivos, costumbres, expresiones del lenguaje y otros rasgos
culturales entre los pueblos melanésico-polinésicos y los aborígenes americanos
han llevado al convencimiento de la existencia de contactos, inclusive desde la
Prehistoria. Sin embargo, no se han encontrado aún pruebas definitivas,
subsistiendo especialmente dudas acerca de la dirección o sentido inicial de
estos contactos: si llegaron desde la Polinesia hacia Sudamérica o viceversa.
Al respecto el etnólogo noruego Thor Heyerdalh, a fin de
demostrar una de estas posibilidades de contactos entre la Polinesia y
América , utilizando las corrientes oceánicas, preparó
y dirigió una expedición. En la
balsa “Kon-Tiki”, Heyerdalh y otros cuatro investigadores
noruegos efectuaron en 1947 la travesía entre el Perú y el archipiélago de
Tuamotú en la Polinesia. La “Kon-Tiki” llevada por la corriente de Humboldt, la
cual se inclina hacia el Oeste frente al Norte del Perú, inició la travesía en
el puerto de El Callao el 28 de abril de 1947, logrando llegar
al atolón de Raroia, en Tuamotú, el 31 de julio de 1947.
En consecuencia, respecto a la procedencia de los primeros pobladores del
continente americano, ofrece pruebas más sólidas la tesis tradicional
del origen asiático utilizando el “puente” terrestre-helado del Estrecho de
Behiring , entre 40 y 45 mil años atrás. Igualmente, la
transmisión de rasgos culturales a través de navegantes que atravesaron el
Pacífico Norte Central, estableciendo contactos entre la Polinesia y América,
constituye otra tesis digna de consideración, aun cuando debe
ratificarse con nuevas evidencias; por otra parte, antiguas teorías de
inspiración bíblica se defendieron hasta el siglo pasado. Asimismo, en las
últimas décadas del siglo actual presumibles poblamientos y descubrimientos
hebreo, vikingo, fenicio, vasco e hindú han constituido teorías que cada cierto
tiempo se sostienen.
Los Mayas
Maya, grupo de pueblos indígenas que pertenecen a la familia lingüística maya o mayense y que tradicionalmente han habitado la parte occidental del istmo centroamericano, en los actuales estados mexicanos de Yucatán, Campeche, Quintana Roo (península de Yucatán), Tabasco y este de Chiapas, en la mayor parte de Guatemala y en algunas regiones de Belice y Honduras, zona comprendida en Mesoamérica.
Los mayas no conformaron una cultura homogénea, ya que los distintos grupos, al parecer un total de 28, tenían su propia lengua, aunque todos ellos compartían los ámbitos económico, artístico, religioso e intelectual.
La civilización maya
La civilización creada por los mayas o mayas-quiché, sin duda alguna una de las más importantes y adelantadas de toda América, floreció en la amplia región la cual se ubican los actuales estados mexicanos de Tabasco, Yucatán y Chapas; República de Guatemala, Honduras, San Salvador y Honduras Británica (Bélice).
Toda esta región es abrupta y llena de selvas, con una rica hidrografía y abundante en serranías y zonas de gran actividad volcánica que presentan alturas superiores a los 3.555 metros. Por la misma configuración geográfica el clima va desde el helado de las alturas hasta el templado de las zonas intermedias, y el cálido del litoral. Los primeros enclaves culturales mayas se asentaron, al parecer, en Guatemala, donde se inició el desarrollo de su período conocido como Viejo Imperio.
El origen de los mayas sigue siendo un misterio, al igual que el de la mayoría de los pueblos americanos. Se han barajado multitud de teorías para explicar su fuente, pero hasta el presente nada se ha podido establecer con claridad. Muchos eruditos, con el fin de hacer más sencillos los estudios de esta civilización, han separado a los autores de esta cultura en dos grandes grupos: los mayas, propiamente tales, que en la época precolombina ocupaban el Yucatán y los quichés que desde el lago Atitlán se expandieron hasta el territorio que ocupa en la actualidad Guatemala.
A pesar de que cada grupo presenta características lingüísticas y otras propias del lugar en que viven (en la actualidad aún existen más de un millón de mayas puros), toda la familia maya es uno de les grupos étnicos más homogéneos de América.
La cultura maya sólo puede ser comparada en riqueza y complejidad con la azteca y aún hoy se discute sobre cual dio origen a la otra. La arqueología, a pesar de que es la ciencia que más luz ha arrojado sobre el pasado precolombino del Nuevo Mundo, ha agudizado más que terminado con esta polémica.
Se debe fundamentalmente a que ha sido posible determinar que muchos de los complejos culturales puestos al descubierto no son puros sino que su arquitectura, cerámica y arte en general, aparece influido por culturas anteriores, dando origen a un desarrollo mixto, en el cual se involucran dos, tres o hasta cuatro civilizaciones diferentes, superpuestas.
El pueblo
El pueblo maya, en muchos sentidos, fue, más “humano” que el sanguinario azteca. El hombre y la mujer maya común vivieron en continuo contacto con la naturaleza y supieron impregnarse con la belleza de las cosas que los radeaban; con los árboles, las flores, los pájaros, y los animales, y extrajeron de esta vivencia las normas espirituales de sus existencias.
Fueron grandes aficionados a la limpieza, a la pirtura y a los tatuajes. El traje común de los hombres era una manta bajo la cual usaban un taparrabos; las mujeres usaban una camisa llamada “yopte”. Quienes llevaban un atuendo mucho más vistoso y complejo eran los sacerdotes y los guerreros que aparecían adornados con profusión de plumas y pieles de animales.
Ambos sexos usaban pendientes en las orejas y anillos a través del tabique nasal. Entre sus diversiones más importantes estaba el canto, la danza, los “voladores” (esto consiste en girar con los pies amarrados a una soga sujeta a un mástil de hasta treinta metros de altura) y el juego de la pelota, usando para tal afecto una bola de hule. Al igual que los aztecas construyeron inclusive zonas especiales, especie de estadios, para practicar este último deporte.
La mitología maya ( El Popol-Vuh )
La mayor parte de la mitología del pueblo maya se encuentra en el“Popol-Vuh” o “Libro del Consejo de los Indios Quiché” . Este libro originalmente fue pura tradición oral y en esa forma se conservó hasta el siglo XVI cuando fue escrito por un indígena en lengua quiché con caracteres latinos. Este texto llegó, afortunadamente, a las manos del cura párroco de Santo Tomás Chuilá, Fray Francisco Ximénez.
Como la población guatemalteca de Chilá se llama en la actualidad Chichicastenango, el texto también se conoce con el nombre de “Manuscrito de Chichicastenango”. Ximénez lo tradujo dos veces incluyendo la segunda versión, que le pareció satisfactoria, en el primer tomo de le “Crónica de le Provincia de Chiape y Guatemala”.
Otros textos importantes para la comprensión de la mitología maya son las crónicas de “Chilambalam” y de “Chacxulubchen”. El “Popol-Vuh” se inicia con el relato de la creación del Universo, la Tierra, las aguas y posteriormente los animales y el hombre.
Evolución cultural de los mayas
La cronología maya presenta fechas que funden el mito con la realidad 2.000 años antes de la conquista, sin embargo, algunos de los restos examinados arrojan, a lo sumo, una edad que coloca a los más viejos vestigios encontrados en el siglo II de nuestra era.
De acuerdo con esto se ha podido establecer la sucesión de los centros Político y culturales: Copán, Palenque, Piedras Negras, Quiriguá, Chichenitzá, etc. En la misma época en que Europa iniciaba el período más oscuro de la Edad Media, la civilización maya entraba en su época clásica, la de mayor esplendor.
Consolidado por los dictámenes y recursos espirituales de una religión comunal, su orden social llegó a la madurez. La población creció, los sacerdotes exploraron nuevos campos intelectuales, las artes florecieron. El talento artístico de los mayas alcanzó todo su apogeo en estructuras arquitectónicas tales como las del Templo del Sol, en Palenque.
Arquitectura y arte
Este pueblo fue un gran constructor de palacios y templos. Estos últimos suelen ser muy altos, colocados sobre pirámides escalonadas que permiten que desde su cumbre se domine el paisaje por sobre la naturaleza virgen de la selva. Alrededor del siglo X los mayas comenzaron a abandonar los centros de su cultura clásica desplazándose hacia el norte, a la península de Yucatán, pero allí cambió: en la ciudad principal de Chichén-ltzá el estilo escultural y arquitectónico de los mayas recibió la influencia de los toltecas. (En la foto: el Templo del Sol, en Palenque)
Los toltecas no sólo influyeron en las artes sino que también en la religión. Aportaron su dios Quetzalcoatl (la Serpiente Emplumada) que en Yucatán se conoció como Kukulkán.
Este pueblo fue un gran constructor de palacios y templos. Estos últimos suelen ser muy altos, colocados sobre pirámides escalonadas que permiten que desde su cumbre se domine el paisaje por sobre la naturaleza virgen de la selva. Alrededor del siglo X los mayas comenzaron a abandonar los centros de su cultura clásica desplazándose hacia el norte, a la península de Yucatán, pero allí cambió: en la ciudad principal de Chichén-ltzá el estilo escultural y arquitectónico de los mayas recibió la influencia de los toltecas. (En la foto: el Templo del Sol, en Palenque)
Los toltecas no sólo influyeron en las artes sino que también en la religión. Aportaron su dios Quetzalcoatl (la Serpiente Emplumada) que en Yucatán se conoció como Kukulkán.
Excelentes escultores nos han dejado obras tales como el obelisco de Quiriguá y los de Copán. También eran hábiles ceramistas. Los mayas tenían una escritura de glifos aún no del todo comprensible para nosotros, a pesar de que el erudito obispo Landa se preocupó hasta donde pudo de salvar de las llamas de los conquistadores muchos textos dibujados en pieles, 4 fibras de maguey y tejidos de algodón.
El calendario
En el calendario maya hay 18 meses con 20 días más cinco suplementarios; cada día tiene su número hasta 13 y cada mes un signo particular que lo identifica. Ciclos superiores a 1 año son el “katun”, veinte años y el ciclo de 52 años.
Aparte de este calendario, los sacerdotes utilizaban uno ceremonial de 20 meses, de 13 días cada uno con lo cual el año resultaba ser de 260 días. Los sacerdotes mayas estudiaron con detención el cielo y lograron suficientes conocimientos astronómicos como para determinar el período planetario de Venus y la necesidad de intercalar el día más cada 4 años en su calendario. Al parecer también predecían con extraordinaria exactitud toda clase de fenómenos celestes, como por ejemplo los eclipses.
Organización
Al igual que otros pueblos de la zona los mayas basaban su organización social en los clanes totémicos, exogámicos, y en el patriarcado. El padre de familia poseía una autoridad ilimitada sobre sus hijos hasta la mayoría de edad.
El clan estaba regido por un jefe, “halachninic”. Existían además caudillos o jefes militares en cada uno de los clanes y dos superiores al frente de la tribu.
Caza y agricultura
Los mayas fueron hábiles cazadores utilizando para el efecto el arco, la flecha y la lanza. Pescaban en los lagos y ríos con anzuelos hechos de espinas de pescado y con arpones con punta de piedra.
Aparte de la pesca y la caza su actividad primordial era la agricultura. Sembraban preferentemente maíz, el frijol y el cacao con el cual preparaban el chocolate. Ellos fueron el primer pueblo en conocer y fumar las hojas del tabaco ya sean en forma de cigarrillos o en cazoletas, como nuestras actuales pipas. En ciertas ceremonias religiosas estas hojas se quemaban y el humo se inhalaba colectivamente mientras se bebían licores espirituosos.
Religión
La religión maya era sumamente complicada, por lo cual su culto requería un gran número de sacerdotes junto a los cuales giraban adivinos y curanderos. Los sacerdotes se denominaban “balames”, los adivinos “chilanos” y los últimos “chamanes”.
Al frente del panteón maya estaba “Nohochacyum”, quien protege a los humanos de sus variados enemigos, entre los cuales está la serpiente “Hapikem”. Lo siguen la Luna, su esposo, los dioses de los cuatro puntos cardinales y otras deidades inferiores. Aparte de los dioses propiamente tales existían los semidioses y los héroes de la talla de “Itzamna” o Votán”. Entre los quichés los dioses principales, aquellos que habían creado al hombre y al universo, eran “Tepencucumatz” y “Xucarán”.
En la religión maya los sacrificios humanos no eran parte insustituible del rito y al parecer se efectuaban sólo en raras ocasiones. Generalmente se inmolaban animales.
Cuando un maya fallecía la familia se reunía en su casa y luego de poner en su boca un puñado de maíz, cubrirlo con sus mejores ropas y llenarlo de joyas, ofrendas y armas procedían a enterrarlo. Si se trataba de un personaje de importancia, un jefe por ejemplo, o un sacerdote, se le incineraba, guardándose sus cenizas dentro de una imagen de madera que representaba un antepasado, preparándose, a veces, un cráneo o parte de él para conservarlo en un altar votivo, frente al cual se hacían ofrendas durante las festividades religiosas.
El Imperio Azteca
Tras la caída de la civilización tolteca que había florecido principalmente en Tula entre los siglos X y XI, oleadas de inmigraciones inundaron la meseta central de México, alrededor del lago de Texcoco.
Debido a su tardía aparición en el lugar, los aztecas-mexicas se vieron obligados a ocupar la zona pantanosa situada al oeste del lago. Estaban rodeados por enemigos poderosos que les exigían tributos, y la única tierra seca que ocupaban eran los islotes del lago de Texcoco, rodeados de ciénagas.
El hecho de que, desde una base tan poco esperanzadora, los aztecas fueran capaces de consolidar un imperio poderoso en sólo dos siglos, se debió en parte a su creencia en una leyenda, según la cual fundarían una gran civilización en una zona pantanosa en la que vieran un nopal (cactus) sobre una roca y sobre él un águila devorando una serpiente.
Los sacerdotes afirmaron haber visto todo eso al llegar a esta zona; como reflejo de la continuidad de esa tradición, hoy en día esa imagen representa el símbolo oficial de México que aparece, entre otros, en los billetes y monedas.
Al aumentar en número, los aztecas establecieron organizaciones civiles y militares superiores. En 1325 fundaron la ciudad de Tenochtitlán (ubicada donde se encuentra la actual ciudad de México, capital del país). El centro de la ciudad fue erigido como sitio ceremonial. Entre los edificios más importantes, se encontraba las pirámides en honor de sus dioses, canchas de juego de pelota, residencias para sacerdotes y guerreros y altares para las ceremonias litúrgicas. Palacio real, casas para la nobleza y el mercado complementaban este barrio central. La gente común, en tanto, se agrupaba en los sectores que rodeaban la urbe.
Desde esta ciudad, el pueblo azteca inició una serie de campañas de conquista contra sus vecinos con el doble propósito de tomar prisioneros de guerra para los sacrificios y adquirir las tierras y productos que escaseaban en el lago. Convertidos en temibles guerreros, lograron ampliar sus territorios hasta los límites del actual México. La cultura azteca recogió todos los elementos que habían producido sus antecesores y formó con todo ello un amplio y homogéneo cuadro cultural.
Las autoridades
Encabezaba el gobierno el emperador, quien, según la leyenda, era el sucesor de los dioses. Este Tlacatecuhtli, jefe de los bravos, era elegido por un consejo integrado por la familia real. Sus atribuciones alcanzaban al mando supremo del ejército, dirección general de la administración y suprema autoridad judicial.
Para ayudarse en el ejercicio del poder, elegía al Cihuacóatl, auxiliar en funciones religiosas, administrativas y judiciales. Una tercera institución era el Tlatocan o Consejo Tribal, que cumplía funciones legislativas, judiciales y militares y especialmente de asesoría en casos particularmente graves para el pueblo.
Políticamente, el pueblo azteca consistía en una confederación de pueblos bajo la hegemonía de Tenochtitlán. La superioridad de la ciudad capital se basaba en su rol militar y religioso.
Los grupos sociales
La comunidad azteca se organizó en forma piramidal, aunque sin presentar las características de una sociedad de castas. Si bien es cierto que la mayoría de las más altas funciones estaban reservadas a miembros de la familia real, el resto era accesible a cualquier ciudadano que hubiera mostrado méritos y tuviese el prestigio suficiente como para ser elegido. Incluso existió un escalafón que aseguraba el ascenso a los cargos más altos y destacados.
En la cima estaba la nobleza, pilli, que formaba la corte real. Los nobles vivían en casas de dos pisos, podían tener más de una esposa y poseían tierras y esclavos para su servicio personal. Sus hijos tenían el privilegio de asistir a escuelas especiales, donde eran formados de acuerdo a sus propias aptitudes. La nobleza no era hereditaria, sino que debía adquirirse por méritos propios según la actividad de cada cual. En un nivel intermedio se encontraban los artesanos o mayeques. Su oficio era hereditario, lo que contribuyó poderosamente a producir un alto grado de desarrollo técnico.
Finalmente un tercer estrato estaba dado por los macehuales o gente común. Este nivel agrupaba a todos aquellos que, no habiendo podido destacarse en ninguna labor, se dedicaban al trabajo de las tierras. Algunos vivían en la más completa miseria, lo que los llevaba a venderse como esclavos a los pillis. Respecto a la esclavitud, tuvo como fuente principal las conquistas de guerra, aunque también se sancionaba con esta pena a los delincuentes y mujeres de vida indecorosa.
Sin embargo, la base de toda la estructura social estaba dada por el calpulli. En él se agrupaban todos los que gozaban de un antepasado común. El calpulli era el dueño de las tierras del linaje, las que eran repartidas anualmente entre las familias que la componían. Su jefe estaba encargado, además, de relacionar al calpulli con el emperador y presidía las ceremonias en honor de los antepasados familiares.
La organización social se caracterizó por su marcado clasismo y la absoluta preeminencia de los grupos militar, sacerdotal y comercial. La actividad militar, fundada en una sólida formación, constituyó la principal profesión de los aztecas. En ella se mezclaban elementos puramente bélicos con fines de tipo religioso.
La clase sacerdotal era numerosa pero vital para la vida del pueblo, ya que era la depositaria de la cultura. Entre sus actividades más significativas destacan la predicción del futuro, el desarrollo de las ciencias, la conservación de la historia, el cuidado de los enfermos y la conducción del calendario.
En una sociedad donde las funciones de los individuos estaban claramente determinadas, los comerciantes desempeñaban una multitud de ellas. Eran espías, militares, sacerdotes y propiamente comerciantes o pochtecas. Tenían su propio dios y los juicios se ventilaban en cortes ad hoc para ellos. Esta consideración especial surgió como consecuencia de su importancia política. Visitaban los más variados rincones del imperio, conocian las lenguas y costumbres de los diversos pueblos sometidos, poseían facilidad para camuflarse e infiltrarse entre ellos. De esta manera, les resultaba fácil enterarse de cuáles eran los sentimientos de estas gentes hacia el poder central. Delante del emperador cumplían una función particularmente importante, puesto que aconsejaban acerca de las regiones ricas que podían conquistarse y, en algunos casos, ellos mismos financiaban las campañas.
La economía
En la organización económica azteca coexistían el tipo de propiedad privada y el comunal. El sistema comunal estaba relacionado con la división de la población en los calpullis. Si la familia no cultivaba el terreno que le era asignado, era expulsada del calpulli.
Por otra parte, el sistema privado de propiedad fue una consecuencia de las conquistas militares, puesto que significó la incorporación de tierras que fueron repartidas entre los guerreros cuya participación en las campañas había sido destacada.
La base del sustento para la población azteca fue la agricultura y el cultivo de ciertos productos, en particular, el maíz, el ají y el frejol. Consumían, además, cantidades importantes de pescado y aves. Una de sus creaciones más significativas fue la chinampa, que hizo posible la transformación de un estéril lago en un verdadero vergel.
El mercado constituyó un verdadero enclave para el desarrollo de la economía. Visitado diariamente por miles de personas, era el núcleo de intercambio de las más variadas mercaderías. En él la semilla de cacao era usada como unidad monetaria. Cada producto tenía un sitio fijo para evitar la pérdida de tiempo de quien lo deseara adquirir. Las mercaderías que afluían a la capital en forma de tributos, se reunían con la producción artesanal en el mercado. Severas reglas fijaban el desarrollo de las transacciones. Jueces especiales vigilaban la exactitud de los pesos y medidas. Estaba prohibida la venta de cualquier producto fuera del recinto.
Asociadas al mercado estaban las rutas del comercio y tributo. A los pochtecas les correspondió el papel preponderante en la conservación y ampliación de la esfera de influencia imperial. Cada unidad importante fue sede de un mercado, siendo el más transcendente el de la ciudad de Tenochtitlan.
El mundo de sus creencias
El fundamento de sus creencias estuvo dado por el deseo de atraerse las potencias benefactoras de sus divinidades, al mismo tiempo que alejar todo lo que pudiera serles perjudicial. Para los aztecas, las fuerzas del bien estaban permanentemente en lucha con los espíritus del mal y el combate eterno las desgastaba al punto de requerir sangre humana para revitalizarse. Este drama se aplicaba especialmente al Sol, que debía trabar lucha diaria con las tinieblas.
Los sacerdotes, utilizando el cuchillo de sílex, abrían el pecho de las víctimas y les extraían el corazón. Sin embargo, existía también una serie de autosacrificios, por los cuales se punzaban la lengua, los labios y los lóbulos de las orejas.
La sangre derramada en estas muestras de fe cumplía el mismo objetivo que el sacrificio de una víctima. Dentro de la religión azteca, los sacrificios no constituían una ignominia, muy por el contrario, ya que el espíritu del sacrificado subía hasta el Sol, lo que era considerado un privilegio destacable.
La necesidad de mantener prisioneros para los sacrificios, originó un permanente estado bélico simbolizado en las guerras floridas. Estos enfrentamientos con pueblos con los cuales no se tenían conflictos aparentes, cumplían la única finalidad de conseguir víctimas para ofrecer a los dioses. Otras veces entregaban la decisión sobre quiénes serían ofrendados a las mismas divinidades. Este era el sentido del juego de pelota. En una cancha rectangular y con anillos verticales en sus paredes, se enfrentaban cinco jugadores por bando. El juego consistía en hacer pasar la pelota de caucho por uno de esos anillos, sin valerse de las manos. El capitán vencido era el señalado por la voluntad divina para el sacrificio.
Los aztecas creyeron en la existencia de una vida más allá de la muerte. Sin embargo, la suerte del alma no dependía de las acciones realizadas durante la vida sino de las circunstancias y causa s de muerte. De esta manera, sólo los muertos en el campo de batalla tenían el privilegio de ir a morar al lado del Sol y convertirse en sus acompañantes perpetuos.
El panteón azteca estaba compuesto por Ometeolt , quien encarnaba el principio creador. Por su parte, Huitzilopochtli (en la imagen), Tezcatlipoca y Quetzalcóatl eran considerados los creadores de la humanidad. El primero era el dios de la guerra y se lo identificaba con el Sol. El segundo representaba al dios maligno de la noche, y su alimento eran los corazones de los hombres. Finalmente Quetzalcóatl era el creador de los hombres y el benefactor de la humanidad. A estas divinidades fundamentales se les reunían una serie de deidades menores asociadas a dones como la fecundidad de la Naturaleza, a la lluvia o al fuego.
Las ceremonias se realizaban en los templos y básicamente consistían en procesiones y oraciones. Las ofrendas eran variadas, destacando entre ellas la de los sacrificados. El ritual consistía en despellejar doncellas, sacrificar niños o bien organizar holocaustos donde morían cientos de prisioneros delante de Huitzilopochtli.
Las creaciones culturales
La cultura azteca representa la culminación del desarrollo de todos los pueblos que la antecedieron. Su arquitectura de pirámides truncadas fue monumental. La pirámide del Sol constituye el máximo exponente de su arte constructivo.
La escultura fue un arte asociado a la arquitectura y contribuía a dar mayor realce a los imponentes edificios. Pintura cerámica y plumería son característicos por su gran belleza y esplendor.
Sin embargo, fue el calendario (en la imagen) lo que más destacó entre las creaciones aztecas. El destino de los hombres estaba rigurosamente señalado en él. Entre los aztecas, los augurios y horóscopos alcanzaron gran desarrollo. Al combinar el calendario civil y el religioso, podían determinar, entre otras cosas, el oficio más adecuado para la persona. Tal determinismo no podía menos que generar entre los aztecas un sentimiento permanente de inseguridad y angustia.
De este modo, a la llegada de Hernán Cortés, los aztecas no vieron otra cosa que el cumplimiento de la llegada de Quetzalcóatl (en la imagen), quien regresaba para gobernar a su pueblo. Los pueblos que habían estado cruelmente sometidos a ellos, encontraron en esto la ocasión propicia para la tan ansiada liberación. Encendida así la rebelión interna, un grupo de audaces aventureros no encontró problemas para tomar en sus manos el Imperio Azteca. Paradójicamente, política y religión fueron los sillares del imperio y ellos mismos determinaron el holocausto de su propia civilización.
Los incas
Los incas no eran un grupo étnico natural del Cuzco, región que después será su área central, se trataba de una población que emigró hacia el año 1100 d.C. , probablemente desde el Altiplano, hacia el valle de Cusco o Cuzco, donde durante casi trescientos años llevaron a cabo incursiones y alianzas con los pueblos de la zona.
Con el paso del tiempo se convirtieron en un grupo muy poderoso e importante, sin embargo permanecieron en la región hasta la invasión chanca y el gobierno de Pachacutec Inca Yupanqui, cuando empezaron a expandirse por otras regiones. Cuenta la leyenda que eran años en que gobernaba el Inca Viracocha, cuando aparecieron rodeando la ciudad del Cuzco los chancas, un pueblo muy belicoso de la sierra central, quienes atacaron y destruyeron la ciudad, tras de lo cual Viracocha huyó.
Frente a las ruinas del viejo templo solar, el Inticancha, el general Yupanqui imploró su ayuda al dios Sol, el cual convirtió a las piedras que rodeaban la ciudad en soldados (conocidos como pururaucas) y éstos derrotaron a los enemigos. La gente entonces aclamó a Yupanqui como su nuevo inca y éste asumió el cargo con el nombre de Pachacutec (‘el que transforma el mundo’).
Con el nuevo inca, el sector militar se vio fortalecido y la expansión adquirió importancia. Pachacutec conquistó la meseta del Collao, Arequipa, el valle del Mantaro, a los chinchas (icas), Lima, entre otros territorios, y organizó el Tahuantinsuyu. A Pachacutec le sucedió Túpac Inca Yupanqui, quien como auqui (‘príncipe heredero’) continuó la expansión por la costa y la sierra norte, dominando a los chachapoyas, los chimú y otros pueblos importantes hasta el actual territorio de Ecuador.
Posteriormente, ya como inca, se dirigió al sur, donde avanzó hasta el río Maule, punto que se convertirá en la frontera sur del Imperio. Este, no obstante, alcanzó su mayor extensión con el reinado (1493-1525) del hijo de Túpac, Huayna Cápac. Hacia 1525, el territorio bajo control inca se extendía por la zona más meridional de la actual Colombia, por Ecuador, Perú y Bolivia y por zonas de lo que hoy en día es el norte de Argentina y Chile, abarcando un área de más de 3.500 km de norte a sur, y de 805 km de este a oeste. Los investigadores estiman que esta inmensa región estuvo habitada por una población de entre 3,5 y 16 millones de personas de distintas culturas andinas.
La muerte de Huayna Cápac en 1525, antes de que pudiera designar a su sucesor, provocó la división del Imperio. Sus dos hijos, los hermanastros Huáscar y Atahualpa, aspiraban al trono.
La consiguiente y encarnizada lucha entre ambos, que finalizó en 1532 con la captura de Huáscar, debilitó seriamente al Imperio. En este crítico momento el conquistador español Francisco Pizarro desembarcó en la costa con una fuerza de unos 180 hombres dotados de armas de fuego. Pizarro, apoyado por distintos grupos de indígenas descontentos por la dominación inca, logró controlar el Imperio, altamente centralizado, haciendo prisionero a su jefe, Atahualpa.
Temeroso de que Pizarro pudiera ordenar su destitución en favor de Huáscar, Atahualpa dio la orden de ejecutar a su antiguo rival, lo que sería una de las causas de su propia condena en el proceso al que le sometieron los españoles un año después.
El 26 de julio de 1533, cuando todavía se estaba acumulando un enorme depósito de ornamentos de oro procedentes de todos los rincones del Imperio, Pizarro ejecutó al garrote a Atahualpa.
Ese mismo año, los españoles iniciaron su marcha a Cuzco. En Jauja (un punto intermedio) conocieron a Túpac Hualpa (Toparpa), quien se presentó como hijo de Huayna Cápac y legítimo heredero al cargo de inca, Pizarro lo nombró entonces como tal. Al llegar y ocupar Cuzco, recibieron la noticia de que Toparpa había sido asesinado, entonces Francisco Pizarro nombró a Manco Inca (Manco Cápac II) como nuevo soberano. Manco Inca se rebeló contra los españoles en 1536, cercó Lima y Cuzco por algunas semanas, hasta que finalmente fue derrotado en Sacsahuamán.
Tras la derrota huyó hacia el oriente, fundando un centro de resistencia conocido como Vilcabamba: por ello a él y a sus descendientes se les conoce como incas de Vilcabamba. Al morir Manco Inca, le sucedió en el trono su hijo Sayri Túpac, quien firmó la paz con el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, pero falleció en 1561, siendo reemplazado por Titu Cusi Yupanqui, que reinició las hostilidades; finalmente, en 1570, asumió el poder Túpac Amaru, quien fue derrotado y decapitado en 1572 por orden del virrey Francisco de Toledo.
Tomado de: http://www.si-educa.net/basico/ficha646.html
ASÍ ERAMOS
LOS MUISCAS
América fue poblada hace miles
de años por gentes que venían del Asia. Con el tiempo se formaron muchos grupos
diferentes. Cada grupo hablaba su idioma y disponía de su territorio.
En las altiplanices de
Cundinamarca y Boyacá se instaló el grupo Muisca que hablaba Chibcha. Un niño
Muisca nos va a contar como vivían: Los Muiscas creíamos que en una época
no había nadie sobre la tierra y que la primera persona que la habitó fue una
mujer. Según dice la leyenda, una mujer joven y fuerte salió de la laguna de
Iguaque por entre la niebla helada y el viento sonoro del páramo. Se llamaba
Bachué y llevaba de la mano a un niñito de tres años. Ambos bajaron al valle y
construyeron una casa. Allí vivieron hasta que el niño creció y pudo casarse
con Bachué. Tuvieron muchos, muchos hijos y así se fue poblando nuestro
territorio.
Enseñaron a cultivar la tierra y a adorar a los
dioses. La gente quería tanto a Bachué que también la llamó Furachoque o mujer
buena, en Chibcha.
Después de muchos años, Bachué
y su esposo, ya viejos, regresaron a la laguna de Iguaque. Allí se despidieron
de la multitud que, llorando, los veía partir. De repente, los dos ancianos se
transformaron en dos inmensas serpientes y desaparecieron bajo las aguas
tranquilas de la laguna.
Bachué se convirtió en la
diosa de la fertilidad, la que hacía que la tierra diera frutos y las familias
tuvieran hijos.
Según me contaba mi abuela, nosotros los Muiscas
llevábamos 10 siglos ocupando estas tierras cuando llegaron los españoles, en
1537. Eramos casi un millón, bien organizados en 56 tribus, y nos gobernaban
dos grandes jefes o caciques.
La mayoría de los Muiscas éramos campesinos. Vivíamos en
caseríos esparcidos por los valles y las montañas. Con los vecinos construíamos
canales de drenaje para las sementeras, y terrazas altas para que la tierra no
se rodara cuando llovía. Así teníamos buenas cosechas.
Todos cultivábamos maíz y alguna papa, ahuyama, fríjoles
y frutas. Los hombres deshierbaban y abrían la tierra para que luego las
mujeres pudieran sembrarla. Más tarde, ellas eran las que recogían la cosecha.
Mis abuelos y algunas mujeres fabricaban vasijas de barro
y tenían mantas y canastos. Nosotros, los niños, ayudábamos a los mayores en
esos oficios. También jugábamos con el curí o íbamos a la quebrada a bañarnos.
Buscábamos caracoles y huevos de perdices que, cocinados, eran una delicia.
Nuestra casa era pequeña y protegida del frío. Tenía
paredes de bahareque, mezcla de barro y paja, sostenida por una armazón de
chusque. Tapizábamos los pisos con esteras. Dormíamos en camas de madera o de
caña cubiertas con muchas mantas. La puerta era de caña y la cerrábamos con un
lazo.
Teníamos unas piedras sobre las que poníamos las ollas
para cocinar. Todos los días traíamos agua y leña para la comida. Mi mamá molía
maíz sobre una piedra grande y preparaba envueltos y arepas.
Salaba la carne, la ahumaba o la dejaba secar al sol para
que durara buena mucho tiempo. Claro que patos y cangrejos, sazonados con
hierbas y ají, eran reservados para días especiales. Manteníamos calabazas y
múcuras llenas de agua fresca y jugos de frutas que endulzábamos con miel de
abejas.
Los bosques y las lagunas eran de todos. Por eso, los hombres iban antes de la
madrugada a cazar y pescar.
Mi papá me enseñó a imitar el arrullo de las palomas y de
las tórtolas y a reconocer el aleteo de las pavas cuando volaban entre las
ramas. Desde nuestra balsa de junco lanzábamos redes y anzuelos. Esperábamos en
silencio. Cuando teníamos suerte, sacábamos un capitán, si no, nos teníamos que
contentar con guapuchas. Los hombres más entrenados se internaban en el monte
persiguiendo con sus lanzas y dardos dantas, borugos, mapaches o tigrillos. El
venado estaba reservado al cacique y su familia y a los usaques, jefes de
tribus. Nosotros no teníamos permiso para cazarlo.
Cada vez que se posesionaba un nuevo cacique, los Muiscas organizábamos la gran
ceremonia de "EI Dorado".
Al cabo de largos años de
preparación y ayuno, el heredero, hijo de la hermana del cacique anterior, era
conducido hasta la pequeña laguna sagrada de Guatavita.
Antes del amanecer, los sacerdotes
lo desvestían y untaban su cuerpo con resina, luego le rociaban polvo de oro y
le entregaban su nuevo cetro de cacique: un propulsor de oro. Como una estatua
dorada, el joven subía a una balsa con sus usaques o ministros y los jeques o
sacerdotes sin que ninguno, por respeto, lo mirara a la cara. Nosotros
prendíamos fogatas y rezábamos de espaldas a la laguna, mientras la balsa
navegaba silenciosamente.
Con los primeros rayos del sol, el joven cacique y su séquito arrojaban al agua
oro y esmeraldas, como ofrendas a los dioses.
El príncipe dorado se consumía y ya despojado
del oro que lo cubría, se subía de nuevo a la balsa. Mientras regresaba a
tierra, comenzaban a resonar alegremente tambores, flautas y cascabeles.
Bailábamos, cantábamos y tomábamos chicha durante varios días para desearle a
nuestro nuevo cacique valor, autoridad y felicidad.
Nos gobernaban dos grandes
caciques, el Zipa de Bacatá (Funza) y el Zaque de Hunza (Tunja). Ellos cuidaban
de todo y cada cacique dirigía muchísimos pueblos. Tenían esclavos y varias
mujeres. Les pagábamos impuestos en trabajo o con cosecha. En sus cercados
mantenían así grandes depósitos llenos de armas, mantas y alimentos que nos
distribuían en épocas de sequía o de guerra.
Los caciques comandaban el
ejército y hacían cumplir las leyes.
Los demás dirigentes
pertenecían a familias de caciques. Algunos eran jefes militares que defendían
nuestro territorio contra los ataques de los enemigos. Otros eran sacerdotes
importantes. Todos podían usar adornos de oro y sus mantas eran pintadas con
En sus casas de recreo de Guasca, Tabio, Iza y Ramiriquí se bañaban en aguas
termales y cazaban venados en los bosques vecinos.
Casi todos sabíamos tejer.
Cambiábamos sal por algodón con nuestros vecinos de tierra caliente. Mis
hermanos lo hilaban y teñían los hilos con plantas de achiote y zumo se
cortezas. Mi abuelita mezclaba hilos de diferentes colores en el telar o
pintaba las telas con pinceles. Así, lograba lindas formas geométricas y de
animales.
Fabricábamos toda nuestra
ropa: mantas de diferentes tamaños que nos poníamos sobre los hombros o
amarradas a la cintura con fajas o chumbes de colores. Tejíamos también gorros
y mochilas. Mis hermanos y yo cortábamos fique para obtener largos hilos
blancos. Con estos hilos, los mayores tejían canastos, cuerdas, cinturones
anchos y grandes redes. De las lagunas sacábamos juncos para nuestras esteras.
Muchas familias fabricaban sus
propias vasijas. Había también pueblos de olleros, especializados en trabajar
la arcilla.
Con largos rollos de arcilla,
iban formando las vasijas.
Las pulían con piedras, las
pintaban y las cubrían con mucha leña para cocerlas al aire libre.
Producían miles de ollas y
múcuras como las de mi casa, otras muy adornadas para las ceremonias del templo
y unas enormes vasijas muy burdas para la producción de sal.
Trabajar el oro era una de las
artes más importantes. Mi papá decía que los mejores orfebres eran los
Guatavita.
Como no había mucho oro en
nuestras tierras, la mayoría se traía del Tolima, donde vivían los Panches, en
los valles del río Magdalena. Además, se mezclaba el oro con cobre, que sí
teníamos. Esa mezcla, llamada tumbaga, se podía derretir mucho más fácilmente que
el oro puro.
Usaban matrices o piedras con figuras talladas que servías de moldes para
fundir muchas piezas idénticas y formas collares. Con tumbaga se fabricaban
joyas para los caciques o los usaques y muchos tunjos que todos ofrecíamos a
los dioses en templos santuarios, sobre las peñas y en las lagunas.
Nuestro más famoso héroe fue el sabio Bochica. A mis antepasados les enseñó
a tejer mantas y a pintarlas, a ser buenos y a respetar las leyes. Les hablaba
sobre la vida del alma. Un día desapareció por donde sale el sol, dejando la
huella de su pie marcada en una inmensa roca. Años después, hubo una terrible
inundación que destruyó pueblos y mató mucha gente. Los Muiscas imploraron a
Bochica y éste apareció sobre el arco iris.
Con su cetro de oro, golpeó
las rocas partiéndolas en medio de un gran estruendo. El agua, que formaba ya
un lago en la sabana, salió violentamente formando una gigantesca cascada de
espuma blanca. Así Bochica creó el Salto de Tequendama. ¿Cuál fue el culpable
de tan destructora inundación? ¿Huitaca, la hermosa y malvada mujer o el dios
Chibchacum, protector de los agricultores? Bochica los castigó a ambos. A ella,
la convirtió en lechuza y a él lo obligó a cargar la tierra sobre sus hombros.
Por eso, cada vez que se cansa y la cambia de hombro hay temblores.
Organizábamos fiestas cada vez que nacía un niño en el
pueblo. Festejábamos con cantos y bailes las buenas cosechas y las victorias de
nuestros guerreros. Nunca faltaban los músicos ni la chicha, hecha de maíz
molido y fermentado que nos daba ánimo y alegría.
Los mayores jugaban al turmequé,
lanzando gruesos discos de cerámica hasta que cayeran entre un hueco del mismo
tamaño Los jóvenes más fuertes participaban en carreras. Corrían varios días,
subían montañas y atravesaban ríos y lagunas. Debían seguir un recorrido que
pasaba por varios santuarios. A la llegada, el cacique coronaba al campeón y lo
premiaba con una manta bellísima. Se organizaban luchas entre varios hombres.
El ganador se volvía guerrero. Jugábamos con ollitas de barro.
Algunos de los nuestros eran mineros
y sacaban esmeraldas, cobre, carbón y sal. La sal fue para nosotros muy
importante y nos dio mucho poder. La cambiábamos con nuestros vecinos por oro
coca, frutas y algodón. Nuestra sal provenía de las fuentes saladas de Nemocón,
Zipaquirá y Tausa. Los hombres cargaban el aguasal desde las fuentes hasta los
hornos comunales.
Allí las mujeres permanecían
llenando el aguasal las gachas o vasijas especiales y avivaban el fuego con la
leña que los niños les llevaban. Poco a poco el agua se evaporaba y sólo
quedaba la sal entre las ollas. Con hachas muy fuertes rompían las vasijas para
sacar los panes de sal.
Por angostos caminos los comerciantes cruzaban las
montañas cargando a la espalda panes de sal, bultos de ollas, mantas y
alimentos. En las fronteras encontraban tribus vecinas y cambiaban sus
productos por oro, algodón, plumas, coca y caracoles marinos. En ciertos sitios
especiales y también en muchos pueblos había mercado cada 4 días. Los días de
mercado eran diferentes en cada sitio lo que permitía que hubiera todos los
días de la semana un lugar donde ir a mercar. Toda mi familia bajaba a
Chocontá.
En silencio intercambiábamos mercancía por el sistema de
trueque. Vendíamos las esteras y las mantas que tejían mis abuelos y
regresábamos cargados de comida para toda la semana.
Los güechas cuidaban las fronteras. Eran soldados muy
bien entrenados que defendían nuestras tierras de los Panches, Muzos y Colimas.
Estos enemigos lanzaban flechas envenenadas. Se comían a los prisioneros
Muiscas y usaban sus cabezas como trofeos.
Nuestros guerreros, los güechas, usaban macanas,
lanzas y hondas. Lanzaban dardos incendiarios con sus quesques o propulsores y
se defendían con escudos de cuero. Durante las batallas cargaban las momias de
antiguos guerreros para
sentir valor.
Las mujeres distribuían chicha y los músicos tocaban sus
tambores y caracoles.
Cuando había un problema muy grave que resolver, como una
guerra o una hambruna, se reunían los caciques y usaques de nuestras tribus.
Juntos escogían una solución.
Para comunicársela al resto de la gente, enviaban
tiuquines, hombres ágiles y fuertes, que llevaban corriendo las noticias de
pueblo en pueblo.
Nuestras fiestas de fin de año eran sensacionales. Todos,
niños y grandes, dirigentes súbditos, íbamos a la procesión del templo del Sol
en Suamox (Sogamoso). Eramos miles de peregrinos. Nos pintábamos la cara y el
cuerpo según los dibujos de nuestra tribu y nos poníamos nuestra mejor manta.
Llevábamos ofrendas al templo y pedíamos buena salud y
abundantes cosechas. Después, el cacique nos invitaba a su cercado a tomas
chicha y a bailar durante varios días.
Los futuros sacerdotes recibían desde niños una larga
educación. Cuando se volvían jeques, cuidaban los templos y dirigían las
ceremonias religiosas. También enterraban a los muertos; a los grandes jefes,
los momificaban primero. Eran ellos los que entregaban nuestras ofrendas a los
dioses en los santuarios.
Mascaban mucha coca y por eso siempre cargaban su
mochila, llena de hojas, y su poporo, recipiente donde tenían cal para poder
masticar con la coca.
Educaban niños que llamaban moxas y que a los 15 años
tenían que sacrificar y ofrecerle su sangre al dios Sol.
Los jeques además sabían muchas cosas. Por el movimiento
de estrellas y nubes predecían lluvias, vientos, hielos y cambios de
temperatura. Curaban muchas enfermedades con hierbas y podían interpretar los
sueños. Por loscambios de luna, calculábamos el tiempo y sabíamos cuándo había
que sembrar, abonar y podar las plantas.
Como puedes darte cuenta, los Muiscas constituíamos una
Nación muy organizada.
Varias familias formaban un clan, varios clanes una tribu
y varias tribus un cacicazgo. Además cada persona, según su oficio, pertenecía
a un grupo. Los caciques y usaques nos dirigían, los gêchas o guerreros nos
defendían. Los jeques o sacerdotes nos curaban y nos ponían en contacto con los
dioses. Los artesanos y los mineros hacían nuestra vida más agradable y bella.
Los comerciantes nos traían cosas nuevas y raras.
Nosotros, los que cultivábamos la tierra, éramos el grupo más numeroso. Les
dábamos comida a todos los demás. Eramos la vida de nuestro pueblo. Así, cada
grupo ayudaba a que todos viviéramos en orden y paz.
Tomado de: http://www.banrepcultural.org/node/76800
ASÍ ERAMOS LOS MUISCAS
América fue poblada hace miles
de años por gentes que venían del Asia. Con el tiempo se formaron muchos grupos
diferentes. Cada grupo hablaba su idioma y disponía de su territorio.
En las altiplanices de
Cundinamarca y Boyacá se instaló el grupo Muisca que hablaba Chibcha. Un niño
Muisca nos va a contar como vivían: Los Muiscas creíamos que en una época
no había nadie sobre la tierra y que la primera persona que la habitó fue una
mujer. Según dice la leyenda, una mujer joven y fuerte salió de la laguna de
Iguaque por entre la niebla helada y el viento sonoro del páramo. Se llamaba
Bachué y llevaba de la mano a un niñito de tres años. Ambos bajaron al valle y
construyeron una casa. Allí vivieron hasta que el niño creció y pudo casarse
con Bachué. Tuvieron muchos, muchos hijos y así se fue poblando nuestro
territorio.
Enseñaron a cultivar la tierra y a adorar a los
dioses. La gente quería tanto a Bachué que también la llamó Furachoque o mujer
buena, en Chibcha.
Después de muchos años, Bachué
y su esposo, ya viejos, regresaron a la laguna de Iguaque. Allí se despidieron
de la multitud que, llorando, los veía partir. De repente, los dos ancianos se
transformaron en dos inmensas serpientes y desaparecieron bajo las aguas
tranquilas de la laguna.
Bachué se convirtió en la
diosa de la fertilidad, la que hacía que la tierra diera frutos y las familias
tuvieran hijos.
Según me contaba mi abuela, nosotros los Muiscas
llevábamos 10 siglos ocupando estas tierras cuando llegaron los españoles, en
1537. Eramos casi un millón, bien organizados en 56 tribus, y nos gobernaban
dos grandes jefes o caciques.
La mayoría de los Muiscas éramos campesinos. Vivíamos en
caseríos esparcidos por los valles y las montañas. Con los vecinos construíamos
canales de drenaje para las sementeras, y terrazas altas para que la tierra no
se rodara cuando llovía. Así teníamos buenas cosechas.
Todos cultivábamos maíz y alguna papa, ahuyama, fríjoles
y frutas. Los hombres deshierbaban y abrían la tierra para que luego las
mujeres pudieran sembrarla. Más tarde, ellas eran las que recogían la cosecha.
Mis abuelos y algunas mujeres fabricaban vasijas de barro
y tenían mantas y canastos. Nosotros, los niños, ayudábamos a los mayores en
esos oficios. También jugábamos con el curí o íbamos a la quebrada a bañarnos.
Buscábamos caracoles y huevos de perdices que, cocinados, eran una delicia.
Nuestra casa era pequeña y protegida del frío. Tenía
paredes de bahareque, mezcla de barro y paja, sostenida por una armazón de
chusque. Tapizábamos los pisos con esteras. Dormíamos en camas de madera o de
caña cubiertas con muchas mantas. La puerta era de caña y la cerrábamos con un
lazo.
Teníamos unas piedras sobre las que poníamos las ollas
para cocinar. Todos los días traíamos agua y leña para la comida. Mi mamá molía
maíz sobre una piedra grande y preparaba envueltos y arepas.
Salaba la carne, la ahumaba o la dejaba secar al sol para
que durara buena mucho tiempo. Claro que patos y cangrejos, sazonados con
hierbas y ají, eran reservados para días especiales. Manteníamos calabazas y
múcuras llenas de agua fresca y jugos de frutas que endulzábamos con miel de
abejas.
Los bosques y las lagunas eran de todos. Por eso, los hombres iban antes de la madrugada a cazar y pescar.
Mi papá me enseñó a imitar el arrullo de las palomas y de
las tórtolas y a reconocer el aleteo de las pavas cuando volaban entre las
ramas. Desde nuestra balsa de junco lanzábamos redes y anzuelos. Esperábamos en
silencio. Cuando teníamos suerte, sacábamos un capitán, si no, nos teníamos que
contentar con guapuchas. Los hombres más entrenados se internaban en el monte
persiguiendo con sus lanzas y dardos dantas, borugos, mapaches o tigrillos. El
venado estaba reservado al cacique y su familia y a los usaques, jefes de
tribus. Nosotros no teníamos permiso para cazarlo.
Cada vez que se posesionaba un nuevo cacique, los Muiscas organizábamos la gran ceremonia de "EI Dorado".
Al cabo de largos años de
preparación y ayuno, el heredero, hijo de la hermana del cacique anterior, era
conducido hasta la pequeña laguna sagrada de Guatavita.
Antes del amanecer, los sacerdotes
lo desvestían y untaban su cuerpo con resina, luego le rociaban polvo de oro y
le entregaban su nuevo cetro de cacique: un propulsor de oro. Como una estatua
dorada, el joven subía a una balsa con sus usaques o ministros y los jeques o
sacerdotes sin que ninguno, por respeto, lo mirara a la cara. Nosotros
prendíamos fogatas y rezábamos de espaldas a la laguna, mientras la balsa
navegaba silenciosamente.
Con los primeros rayos del sol, el joven cacique y su séquito arrojaban al agua oro y esmeraldas, como ofrendas a los dioses.
El príncipe dorado se consumía y ya despojado
del oro que lo cubría, se subía de nuevo a la balsa. Mientras regresaba a
tierra, comenzaban a resonar alegremente tambores, flautas y cascabeles.
Bailábamos, cantábamos y tomábamos chicha durante varios días para desearle a
nuestro nuevo cacique valor, autoridad y felicidad.
Nos gobernaban dos grandes
caciques, el Zipa de Bacatá (Funza) y el Zaque de Hunza (Tunja). Ellos cuidaban
de todo y cada cacique dirigía muchísimos pueblos. Tenían esclavos y varias
mujeres. Les pagábamos impuestos en trabajo o con cosecha. En sus cercados
mantenían así grandes depósitos llenos de armas, mantas y alimentos que nos
distribuían en épocas de sequía o de guerra.
Los caciques comandaban el
ejército y hacían cumplir las leyes.
Los demás dirigentes
pertenecían a familias de caciques. Algunos eran jefes militares que defendían
nuestro territorio contra los ataques de los enemigos. Otros eran sacerdotes
importantes. Todos podían usar adornos de oro y sus mantas eran pintadas con
En sus casas de recreo de Guasca, Tabio, Iza y Ramiriquí se bañaban en aguas termales y cazaban venados en los bosques vecinos.
En sus casas de recreo de Guasca, Tabio, Iza y Ramiriquí se bañaban en aguas termales y cazaban venados en los bosques vecinos.
Casi todos sabíamos tejer.
Cambiábamos sal por algodón con nuestros vecinos de tierra caliente. Mis
hermanos lo hilaban y teñían los hilos con plantas de achiote y zumo se
cortezas. Mi abuelita mezclaba hilos de diferentes colores en el telar o
pintaba las telas con pinceles. Así, lograba lindas formas geométricas y de
animales.
Fabricábamos toda nuestra
ropa: mantas de diferentes tamaños que nos poníamos sobre los hombros o
amarradas a la cintura con fajas o chumbes de colores. Tejíamos también gorros
y mochilas. Mis hermanos y yo cortábamos fique para obtener largos hilos
blancos. Con estos hilos, los mayores tejían canastos, cuerdas, cinturones
anchos y grandes redes. De las lagunas sacábamos juncos para nuestras esteras.
Muchas familias fabricaban sus
propias vasijas. Había también pueblos de olleros, especializados en trabajar
la arcilla.
Con largos rollos de arcilla,
iban formando las vasijas.
Las pulían con piedras, las
pintaban y las cubrían con mucha leña para cocerlas al aire libre.
Producían miles de ollas y
múcuras como las de mi casa, otras muy adornadas para las ceremonias del templo
y unas enormes vasijas muy burdas para la producción de sal.
Trabajar el oro era una de las
artes más importantes. Mi papá decía que los mejores orfebres eran los
Guatavita.
Como no había mucho oro en
nuestras tierras, la mayoría se traía del Tolima, donde vivían los Panches, en
los valles del río Magdalena. Además, se mezclaba el oro con cobre, que sí
teníamos. Esa mezcla, llamada tumbaga, se podía derretir mucho más fácilmente que
el oro puro.
Usaban matrices o piedras con figuras talladas que servías de moldes para fundir muchas piezas idénticas y formas collares. Con tumbaga se fabricaban joyas para los caciques o los usaques y muchos tunjos que todos ofrecíamos a los dioses en templos santuarios, sobre las peñas y en las lagunas.
Usaban matrices o piedras con figuras talladas que servías de moldes para fundir muchas piezas idénticas y formas collares. Con tumbaga se fabricaban joyas para los caciques o los usaques y muchos tunjos que todos ofrecíamos a los dioses en templos santuarios, sobre las peñas y en las lagunas.
Nuestro más famoso héroe fue el sabio Bochica. A mis antepasados les enseñó
a tejer mantas y a pintarlas, a ser buenos y a respetar las leyes. Les hablaba sobre la vida del alma. Un día desapareció por donde sale el sol, dejando la huella de su pie marcada en una inmensa roca. Años después, hubo una terrible inundación que destruyó pueblos y mató mucha gente. Los Muiscas imploraron a Bochica y éste apareció sobre el arco iris.
Con su cetro de oro, golpeó
las rocas partiéndolas en medio de un gran estruendo. El agua, que formaba ya
un lago en la sabana, salió violentamente formando una gigantesca cascada de
espuma blanca. Así Bochica creó el Salto de Tequendama. ¿Cuál fue el culpable
de tan destructora inundación? ¿Huitaca, la hermosa y malvada mujer o el dios
Chibchacum, protector de los agricultores? Bochica los castigó a ambos. A ella,
la convirtió en lechuza y a él lo obligó a cargar la tierra sobre sus hombros.
Por eso, cada vez que se cansa y la cambia de hombro hay temblores.
Por eso, cada vez que se cansa y la cambia de hombro hay temblores.
Organizábamos fiestas cada vez que nacía un niño en el
pueblo. Festejábamos con cantos y bailes las buenas cosechas y las victorias de
nuestros guerreros. Nunca faltaban los músicos ni la chicha, hecha de maíz
molido y fermentado que nos daba ánimo y alegría.
Los mayores jugaban al turmequé,
lanzando gruesos discos de cerámica hasta que cayeran entre un hueco del mismo
tamaño Los jóvenes más fuertes participaban en carreras. Corrían varios días,
subían montañas y atravesaban ríos y lagunas. Debían seguir un recorrido que
pasaba por varios santuarios. A la llegada, el cacique coronaba al campeón y lo
premiaba con una manta bellísima. Se organizaban luchas entre varios hombres.
El ganador se volvía guerrero. Jugábamos con ollitas de barro.
Algunos de los nuestros eran mineros
y sacaban esmeraldas, cobre, carbón y sal. La sal fue para nosotros muy
importante y nos dio mucho poder. La cambiábamos con nuestros vecinos por oro
coca, frutas y algodón. Nuestra sal provenía de las fuentes saladas de Nemocón,
Zipaquirá y Tausa. Los hombres cargaban el aguasal desde las fuentes hasta los
hornos comunales.
Allí las mujeres permanecían
llenando el aguasal las gachas o vasijas especiales y avivaban el fuego con la
leña que los niños les llevaban. Poco a poco el agua se evaporaba y sólo
quedaba la sal entre las ollas. Con hachas muy fuertes rompían las vasijas para
sacar los panes de sal.
Por angostos caminos los comerciantes cruzaban las
montañas cargando a la espalda panes de sal, bultos de ollas, mantas y
alimentos. En las fronteras encontraban tribus vecinas y cambiaban sus
productos por oro, algodón, plumas, coca y caracoles marinos. En ciertos sitios
especiales y también en muchos pueblos había mercado cada 4 días. Los días de
mercado eran diferentes en cada sitio lo que permitía que hubiera todos los
días de la semana un lugar donde ir a mercar. Toda mi familia bajaba a
Chocontá.
En silencio intercambiábamos mercancía por el sistema de
trueque. Vendíamos las esteras y las mantas que tejían mis abuelos y
regresábamos cargados de comida para toda la semana.
Los güechas cuidaban las fronteras. Eran soldados muy
bien entrenados que defendían nuestras tierras de los Panches, Muzos y Colimas.
Estos enemigos lanzaban flechas envenenadas. Se comían a los prisioneros
Muiscas y usaban sus cabezas como trofeos.
Nuestros guerreros, los güechas, usaban macanas,
lanzas y hondas. Lanzaban dardos incendiarios con sus quesques o propulsores y
se defendían con escudos de cuero. Durante las batallas cargaban las momias de
antiguos guerreros para
sentir valor.
sentir valor.
Las mujeres distribuían chicha y los músicos tocaban sus
tambores y caracoles.
Cuando había un problema muy grave que resolver, como una
guerra o una hambruna, se reunían los caciques y usaques de nuestras tribus.
Juntos escogían una solución.
Para comunicársela al resto de la gente, enviaban
tiuquines, hombres ágiles y fuertes, que llevaban corriendo las noticias de
pueblo en pueblo.
Nuestras fiestas de fin de año eran sensacionales. Todos,
niños y grandes, dirigentes súbditos, íbamos a la procesión del templo del Sol
en Suamox (Sogamoso). Eramos miles de peregrinos. Nos pintábamos la cara y el
cuerpo según los dibujos de nuestra tribu y nos poníamos nuestra mejor manta.
Llevábamos ofrendas al templo y pedíamos buena salud y
abundantes cosechas. Después, el cacique nos invitaba a su cercado a tomas
chicha y a bailar durante varios días.
Los futuros sacerdotes recibían desde niños una larga
educación. Cuando se volvían jeques, cuidaban los templos y dirigían las
ceremonias religiosas. También enterraban a los muertos; a los grandes jefes,
los momificaban primero. Eran ellos los que entregaban nuestras ofrendas a los
dioses en los santuarios.
Mascaban mucha coca y por eso siempre cargaban su
mochila, llena de hojas, y su poporo, recipiente donde tenían cal para poder
masticar con la coca.
Educaban niños que llamaban moxas y que a los 15 años
tenían que sacrificar y ofrecerle su sangre al dios Sol.
Los jeques además sabían muchas cosas. Por el movimiento
de estrellas y nubes predecían lluvias, vientos, hielos y cambios de
temperatura. Curaban muchas enfermedades con hierbas y podían interpretar los
sueños. Por loscambios de luna, calculábamos el tiempo y sabíamos cuándo había
que sembrar, abonar y podar las plantas.
Como puedes darte cuenta, los Muiscas constituíamos una
Nación muy organizada.
Varias familias formaban un clan, varios clanes una tribu
y varias tribus un cacicazgo. Además cada persona, según su oficio, pertenecía
a un grupo. Los caciques y usaques nos dirigían, los gêchas o guerreros nos
defendían. Los jeques o sacerdotes nos curaban y nos ponían en contacto con los
dioses. Los artesanos y los mineros hacían nuestra vida más agradable y bella.
Los comerciantes nos traían cosas nuevas y raras.
Nosotros, los que cultivábamos la tierra, éramos el grupo más numeroso. Les
dábamos comida a todos los demás. Eramos la vida de nuestro pueblo. Así, cada
grupo ayudaba a que todos viviéramos en orden y paz.
Tomado de: http://www.banrepcultural.org/node/76800
Mesopotamia: Cuna de la civilización
La llegada de la agricultura a las fértiles llanuras de Mesopotamia comenzó a transformar la, hasta entonces, salvaje, errante o nómada sociedad humana en la primera sociedad sedentaria y civilizada.
Durante el séptimo milenio anterior a nuestra era empezaron a surgir pueblos agrícolas, hasta entonces confinados en los Montes Zagros, al norte del Golfo Pérsico, que limitan por oriente el enorme espacio geográfico regado, de norte a sur, por los ríos Éufrates y Tigris, conocido como Mesopotamia (hoy, Irak y gran parte de Irán y de Siria).
El desarrollo de sistemas de irrigación permitió que la agricultura se extendiera por su zona central para alcanzar después las fértiles tierras de aluvión del sur, donde, más tarde, se edificarían las primeras ciudades, comenzando la primera revolución urbana y la formación de los primeros estados. La difusión de los asentamientos agrícolas queda reflejada por la sucesión de culturas prehistóricas, caracterizadas por sus estilos cerámicos.
La más antigua de ellas, la de Hassuna (6500 a.C.), se asentó en el norte, en la zona de lluvias. Su actividad se basaba en el cultivo de cereales, la cría de ganado ovino, bovino y de cerdo, complementada con la caza de bóvidos, gacelas y onagros. Las casas fueron evolucionando desde una sencilla construcción cuadrada de barro secado al sol, hasta otras con varias estancias para el trabajo y la vida doméstica, incluido un almacén y un patio. La primera cerámica pintada, el primer horno de cerámica de dos cámaras, los indicios de fundición de cobre y plomo, los adornos personales de coralina y turquesa y el uso de sellos de impresión para marcar la propiedad privada, sugieren que la cultura Hassuna era innovadora, tecnológicamente sofisticada y que los horizontes económicos se encontraban en clara expansión.
Hacia el 6000 a.C., llegaron nuevos colonos más al norte y occidente, y la cultura Halaf sustituyó a la cultura Hassuna. La cultura Halaf se extendió por casi todo el territorio que hoy ocupan Irak y Siria y sobrevivió durante unos 600 años. Su arquitectura era diferente y se caracterizaba por un tipo de casa redonda y abovedada de hasta diez metros de diámetro. Introdujeron nuevos ritos funerarios: los enterramientos se realizaban en profundos pozos excavados en la tierra y también se realizaban complejos ritos de incineración y el depósito de los restos en vasijas que se enterraban bajo el suelo de la casa.
La cuarta cultura detectada fue la Ubaid (5800 a.C.) se prolongó 1.500 años y alcanzó las llanuras áridas de Mesopotamia, mediante una economía basada en la agricultura de regadío. De esta cultura hay testimonios en casi todo el actual Irak. Las inundaciones primaverales del Eufrates eran aprovechadas para obtener cosechas abundantes que servían para mantener a un mayor número de pobladores. Muchos de los poblados de entonces no tenían nada que envidiar a muchos de los que hoy se extienden por nuestras naciones modernas.
El pueblo de Eridu llegó a contar con una superficie de diez hectáreas y una población de 4.000 vecinos, lo que obligó a iniciar el comercio con otras zonas para conseguir las materias primas no disponibles en ella. Durante excavaciones realizadas se encontraron vasijas con pequeñas fichas de arcilla en su interior que sugieren un tipo de escritura en ciernes, ideada para llevar una rudimentaria contabilidad comercial.
El desarrollo de la primera civilización urbana con un sistema de escritura, tuvo lugar al sur de Mesopotamia hacia el año 3500 a.C. Al cabo de pocos siglos, un proceso de desarrollo similar e independiente hizo surgir la civilización de Egipto (aprox. 3200), la del valle del Indo (aprox. 2500) y la de la parte septentrional de China (aprox. 1800 a.C.).
Estas fueron las cuatro primeras civilizaciones del mundo antiguo. Estas civilizaciones compartían en común que se hallaban asentadas en una llanura fértil con grandes posibilidades agrícolas para mantener a poblaciones elevadas. En cada caso, una gran parte de la población vivía en las ciudades, gobernadas como estados independientes o como parte de un reino o imperio.
En Egipto y el valle del Indo las inundaciones aluviales fertilizaban el suelo cada año, pero en Mesopotamia y en China los canales de irrigación transportaban el agua de los ríos, canales costosos especialmente en la primera. Las ciudades alcanzaron gran tamaño y se convirtieron el ciudades-estado. En Egipto todo el poder se concentró en un rey y en la China de la primera dinastía, la Dinastía Shang, también parece ser que hubo un único gobernante supremo.
Mesopotamia contactó primero con Egipto y más tarde con el valle del Indo, de este modo también se propagaron otras influencias e ideas, aunque cada civilización debe considerarse que tuvo un desarrollo independiente, con sus raíces en la agricultura. La revolución económica y social que introdujeron estas cuatro civilizaciones señaló el principio de una nueva fase del desarrollo de la humanidad.
Presumerios, sumerios y semitas se fundieron en el proceso formativo de la cultura mesopotámica durante los milenios IV y III antes de nuestra era. Los sumerios se habían establecido en la baja Mesopotamia desde el V milenio, dando lugar a la sociedad acadia, y los semitas llegaron un milenio después a la alta Mesopotamia.
En el periodo comprendido entre la revolución urbana y la formación del imperio persa, avanzado el primer milenio anterior a la era cristiana, el espacio comprendido entre Anatolia y el Golfo Pérsico fue una zona de enorme prosperidad rodeada de una periferia más atrasada que se sentía atraída por su riqueza y que aprovecharon en ocasiones el sedentarismo de los pobladores de la zona o sus problemas sociales o económicos para instalarse en ellas e incluso acabar con algunos de aquellos estados.
Tal fue la crisis de la llamada segunda urbanización entre los años 2300 y 2000 a.C., cuando los pueblos nómadas de origen indoeuropeo, dueños de una metalurgia muy avanzada, acabaron con las exhaustas culturas urbanas egeo-anatólicas e iranias del bronce antiguo.
La herencia de los pueblos antiguos de Oriente Medio pasó primero al mundo heleno conquistado por Alejandro Magno (s.IV aC.), desde donde se difundió al oriente cristiano y al imperio iranio, para después pasar al mundo islámico.
La civilización mesopotámica
La llegada de la agricultura a las fértiles llanuras de Mesopotamia comenzó a transformar la, hasta entonces, salvaje, errante o nómada sociedad humana en la primera sociedad sedentaria y civilizada.
La llegada de la agricultura a las fértiles llanuras de Mesopotamia comenzó a transformar la, hasta entonces, salvaje, errante o nómada sociedad humana en la primera sociedad sedentaria y civilizada.
Durante el séptimo milenio anterior a nuestra era empezaron a
surgir pueblos agrícolas, hasta entonces confinados en los Montes Zagros, al
norte del Golfo Pérsico, que limitan por oriente el enorme espacio geográfico
regado, de norte a sur, por los ríos Éufrates y Tigris, conocido como
Mesopotamia (hoy, Irak y gran parte de Irán y de Siria).
El desarrollo de sistemas de irrigación permitió que la
agricultura se extendiera por su zona central para alcanzar después las fértiles
tierras de aluvión del sur, donde, más tarde, se edificarían las primeras
ciudades, comenzando la primera revolución urbana y la formación de los primeros
estados. La difusión de los asentamientos agrícolas queda reflejada por la
sucesión de culturas prehistóricas, caracterizadas por sus estilos cerámicos.
La más antigua de ellas, la de Hassuna (6500 a.C.), se asentó
en el norte, en la zona de lluvias. Su actividad se basaba en el cultivo de
cereales, la cría de ganado ovino, bovino y de cerdo, complementada con la caza
de bóvidos, gacelas y onagros. Las casas fueron evolucionando desde una sencilla
construcción cuadrada de barro secado al sol, hasta otras con varias estancias
para el trabajo y la vida doméstica, incluido un almacén y un patio. La primera
cerámica pintada, el primer horno de cerámica de dos cámaras, los indicios de
fundición de cobre y plomo, los adornos personales de coralina y turquesa y el
uso de sellos de impresión para marcar la propiedad privada, sugieren que la
cultura Hassuna era innovadora, tecnológicamente sofisticada y que los
horizontes económicos se encontraban en clara expansión.
Hacia el 6000 a.C., llegaron nuevos colonos más al norte y
occidente, y la cultura Halaf sustituyó a la cultura Hassuna. La cultura Halaf
se extendió por casi todo el territorio que hoy ocupan Irak y Siria y sobrevivió
durante unos 600 años. Su arquitectura era diferente y se caracterizaba por un
tipo de casa redonda y abovedada de hasta diez metros de diámetro. Introdujeron
nuevos ritos funerarios: los enterramientos se realizaban en profundos pozos
excavados en la tierra y también se realizaban complejos ritos de incineración y
el depósito de los restos en vasijas que se enterraban bajo el suelo de la casa.
La cuarta cultura detectada fue la Ubaid (5800 a.C.) se
prolongó 1.500 años y alcanzó las llanuras áridas de Mesopotamia, mediante una
economía basada en la agricultura de regadío. De esta cultura hay testimonios en
casi todo el actual Irak. Las inundaciones primaverales del Eufrates eran
aprovechadas para obtener cosechas abundantes que servían para mantener a un
mayor número de pobladores. Muchos de los poblados de entonces no tenían nada
que envidiar a muchos de los que hoy se extienden por nuestras naciones
modernas.
El pueblo de Eridu llegó a contar con una superficie de diez
hectáreas y una población de 4.000 vecinos, lo que obligó a iniciar el comercio
con otras zonas para conseguir las materias primas no disponibles en ella.
Durante excavaciones realizadas se encontraron vasijas con pequeñas fichas de
arcilla en su interior que sugieren un tipo de escritura en ciernes, ideada para
llevar una rudimentaria contabilidad comercial.
El desarrollo de la primera civilización urbana con un sistema
de escritura, tuvo lugar al sur de Mesopotamia hacia el año 3500 a.C. Al cabo de
pocos siglos, un proceso de desarrollo similar e independiente hizo surgir la
civilización de Egipto (aprox. 3200), la del valle del Indo (aprox. 2500) y la
de la parte septentrional de China (aprox. 1800 a.C.).
Estas fueron las cuatro primeras civilizaciones del mundo
antiguo. Estas civilizaciones compartían en común que se hallaban asentadas en
una llanura fértil con grandes posibilidades agrícolas para mantener a
poblaciones elevadas. En cada caso, una gran parte de la población vivía en las
ciudades, gobernadas como estados independientes o como parte de un reino o
imperio.
En Egipto y el valle del Indo las inundaciones aluviales
fertilizaban el suelo cada año, pero en Mesopotamia y en China los canales de
irrigación transportaban el agua de los ríos, canales costosos especialmente en
la primera. Las ciudades alcanzaron gran tamaño y se convirtieron el
ciudades-estado. En Egipto todo el poder se concentró en un rey y en la China de
la primera dinastía, la Dinastía Shang, también parece ser que hubo un único
gobernante supremo.
Mesopotamia contactó primero con Egipto y más tarde con el
valle del Indo, de este modo también se propagaron otras influencias e ideas,
aunque cada civilización debe considerarse que tuvo un desarrollo independiente,
con sus raíces en la agricultura. La revolución económica y social que
introdujeron estas cuatro civilizaciones señaló el principio de una nueva fase
del desarrollo de la humanidad.
Presumerios, sumerios y semitas se fundieron en el proceso
formativo de la cultura mesopotámica durante los milenios IV y III antes de
nuestra era. Los sumerios se habían establecido en la baja Mesopotamia desde el
V milenio, dando lugar a la sociedad acadia, y los semitas llegaron un milenio
después a la alta Mesopotamia.
En el periodo comprendido entre la revolución urbana y la
formación del imperio persa, avanzado el primer milenio anterior a la era
cristiana, el espacio comprendido entre Anatolia y el Golfo Pérsico fue una zona
de enorme prosperidad rodeada de una periferia más atrasada que se sentía
atraída por su riqueza y que aprovecharon en ocasiones el sedentarismo de los
pobladores de la zona o sus problemas sociales o económicos para instalarse en
ellas e incluso acabar con algunos de aquellos estados.
Tal fue la crisis de la llamada segunda urbanización entre los
años 2300 y 2000 a.C., cuando los pueblos nómadas de origen indoeuropeo, dueños
de una metalurgia muy avanzada, acabaron con las exhaustas culturas urbanas
egeo-anatólicas e iranias del bronce antiguo.
La herencia de los pueblos antiguos de Oriente Medio pasó
primero al mundo heleno conquistado por Alejandro Magno (s.IV aC.), desde donde
se difundió al oriente cristiano y al imperio iranio, para después pasar al
mundo islámico.
Las ciudades palacio de Mesopotamia
Las primeras ciudades, catalogadas como tales, crecieron en la
baja Mesopotamia, área del sur ocupada por los sumerios y acadios, durante el IV
milenio antes de nuestra era, el periodo "Uruk final". Durante la mayor parte
del III milenio, periodo "Dinástico Inferior", coexistieron numerosas
ciudades-estado, que finalmente fueron unificadas por el rey Sargón I de Akkad
(región al nordeste de Sumer), en el año 2300 a. C.
Sumer y Akkad no eran países en el sentido moderno del
término, sino que estaban formados por varias ciudades-estado, cada una de las
cuales constituía una unidad política en sí misma y tenía su propio soberano. Al
parecer, en Sumer, la mayor parte de sus habitantes hablaba sumerio, lengua sin
parentesco alguno con otras lenguas conocidas. En el norte, la mayoría de los
habitantes hablaba acadio, antecesor del babilonio y el asirio, y emparentado
con el árabe.
Cada ciudad tenía un dios protector, y sus templos, con
grandes almacenes y viviendas, en las que habitaba un importante séquito humano
que tenía, además de la función religiosa, la de administración de las grandes
propiedades agropecuarias que poseían. La creciente complejidad de los registros
del templo dio lugar a las primeras fórmulas escritas; las primeras planchas de
arcilla pictográfica, procedentes de Uruk, se remontan al año 3100 a. C.
De forma gradual, se desarrolló una escritura silábica, la
literatura sumeria más antigua data del año 2500. Sin embargo, la mayor parte de
la población era analfabeta y eran solo los escribas los que, tras un largo
periodo de aprendizaje en los templos, escuelas de aprendizaje, dominaban y
desarrollaban aquella habilidad. Nosotros debemos a la práctica de la copia de
documentos, en tales establecimientos, el conocimiento de las tradiciones de
estas primeras ciudades que fueron recogidas en textos acadios posteriores.
La urbanización pronto se extendió hasta el norte, hacia
tierras ocupadas por los semitas, la alta Mesopotamia, área de lluvias
abundantes. Ciudades como Nínive, y Tepe Gawra, Tutub, Mari en el Eufrates y
Susa en la región occidental de Persia, muestran muchas conexiones con las
ciudades meridionales.
En lugares más alejados, procesos paralelos de aumento de
población y expansión agrícola tuvieron como resultado la aparición de ciudades
en el Valle del Nilo, la llanura del Indo y la China septentrional. Al cabo de
dos mil años la ciudad era una característica establecida en numerosas regiones
de Eurasia, marcando un avance importante ulterior hacia el mundo moderno.
Al norte de Mesopotamia (Anatolia) y la región de Levante,
entre los años 2500 y 1500 a.C., aparecieron varias ciudades estado, en
principio colonias de Sumer, que compitieron entre sí por la supremacía
económica y política.
Los yacimientos más importantes proceden de las ciudades de
Mari y Ebla. En el centro de cada ciudad se alzaba un complejo de palacios y
templos rodeados de viviendas privadas.
La ciudad estaba rodeada de murallas de ladrillos de barro o
por terraplenes de tierra cocida. Ebla se extendía sobre una superficie de 50
hectáreas y Mari sobre unas 100 Ha.; así como, Hazor y Qatna, en el Levante,
abarcaban unas 70 hectáreas.
Se calcula que Hazor tenía una población, en el siglo XVIII
a.C., de unos 25.000 habitantes. En Mari y Ebla se encontraron unas 17.000
tablillas de arcilla con datos comerciales y sobre costumbres de la región. Se
sabía que el producto de mayor exportación eran los tejidos y que se disponía de
grandes cantidades de oro y plata fruto de los tributos de las ciudades menores
bajo su dominio.
Se conoció su forma de controlar la extensión de enfermedades,
las persecuciones de esclavos evadidos y los impuestos con se gravaban los
transportes por el Eufrates. También se supo de la importancia que las mujeres
reales tenían en las funciones de administración de palacio que guardaban las
llaves de muchos almacenes y tenían poder sobre oficiales destacados y
controlaban las actividades de los artesanos que, generalmente, trabajaban fuera
de palacio, alcanzando un alto nivel en el trabajo de los metales, la piedra y
el marfil.
Religión, dioses y educación en Mesopotamia
En aquellas lejanas épocas se adoraba a cientos de dioses que
cobraban importancia en función de la pujanza de cada etnia, región o ciudad. En
general existía una gran tolerancia religiosa. Marduk y Ashur fueron dos
deidades que se fueron imponiendo al resto, debido a la creciente influencia
alcanzada por Babilonia y Asiria.
Los dioses tomaban con frecuencia forma humana y se
comportaban como tales. Esta facultad divina se extendió al mundo grecorromano y
el clímax fue alcanzado con la llegada a este mundo del Mesías de los
cristianos, nuestro Jesús de Nazaret. Al lado de los dioses había numerosos
dioses sobrenaturales, buenos y malos, espíritus y espectros, etc., que solían
combinar características humanas y animales; los animales fueron eliminados del
reino divino por las religiones modernas, no sabemos porqué.
Educación y el papel de la mujer
A principios del período histórico
en Mesopotamia, no existían barreras de clase para acceder a una escolarización
formal. Quien estaba interesado, podía aprender a leer y escribir y recibir una
instrucción elemental y con ello acceder a una superioridad social. Y aunque
estaba limitada la capacidad del aprendizaje a un número reducido de sujetos y
era una sociedad ya patriarcal, no se discriminaba a la mujer en la adquisición
educativa y existe evidencia del alto grado de instrucción al que accedió la
mujer.
La más antigua Escuela que se
conoce es la de Mari (una de las ciudades más célebres en el año 3000 a. C.,
donde se adoraba a la
Diosa Ishtar en su Templo, a cuyo servicio había reinas / Sacerdotisas
Ishtaritus) del año 2000 a. C., hoy Tell-Hariri.
Además, quedan otros testimonios
diversos de la gran independencia y libertad que aún disfrutó la mujer durante
los primeros cientos de años del patriarcado. Había mujeres Gobernadoras de
provincias, otras que ejercían de Escribas y actuaban como Juezas y Magistradas
en las cortes judiciales y muchas eran Sacerdotisas, actividades condicionadas
por el conocimiento de la escritura y el cálculo.
Y asimismo existe evidencia de que
la mujer accedía al trono y ejercía sola la soberanía de su ciudad-estado.
La escritura cuneiforme
Fue un invento del IV milenio, aunque desde hacía tiempo se
llevaban registros mediante contadores de arcilla o de hilos, y de fichas dentro
de un sobre de arcilla cerrado y marcado con símbolos que indicaban cuál era su
contenido.
Los primeros textos era representaciones formadas por números,
el avance siguiente fue el de la combinación de números y dibujos de animales.
Los desarrollos más importantes tuvieron lugar en Mesopotamia.
La escritura se realizaba grabando en moldes mojados de
arcilla, en forma de placas, con la punta de una caña hueca, o estilo, que
producía marcas en forma de cuña. Una vez secas, las placas eran muy duras y por
eso todavía subsisten, como no ocurrió, en gran medida, con la utilización
posterior del papiro.
La escritura pictográfica, en la que cada grafismo
correspondía a una sílaba, fue evolucionando y estilizándose. Se conoce la
existencia de composiciones literarias desde el año 2400 a.C.
Después del ascenso al poder de Sargón I de Acadia (2300
a.C.), la lengua acadia también comenzó a escribirse empleando escritura
cuneiforme.
El sumerio no esta relacionado con ninguna otra lengua, pero
el acadio es semítico, como el arameo, el hebreo y el árabe.
El asirio y el babilónico son dialectos del acadio, y durante
dos mil años fueron utilizados para registrar todo tipo de cosas en escritura
cuneiforme, desde crónicas reales hasta cartas privadas, litigios, poesía y
conjuros mágicos, de alguno de los cuales se hacían numerosas copias. También se
emplearon otros alfabetos, como el jeroglífico hitita, y el lineal elamita. Pero
el predominante fue el cuneiforme con el que los persas grabaron todos sus
monumentos.
El alfabeto fonético, con una treintena de signos, fue
inventado por los caldeos, alrededor del año 1500 a.C., y tuvo un gran
desarrollo en Fenicia (Líbano junto a Palestina), donde se redujo a unas
veintidós consonantes; más tarde serían los griegos, tras importar el alfabeto
fenicio, los que añadirían las vocales, alrededor del año 800 a.C., quedando
configurado el alfabeto precursor del que ha llegado a nuestros días.
Después de las conquistas de Alejandro Magno en Asia, entre
los años 333 y 323 a.C., la escritura cuneiforme perdió vigor con la
introducción de la escritura alfabética aramea o caldea, que era mucho más
cómoda. El último texto cuneiforme data del año 75 d.C. Por su parte, los
egipcios importaron la escritura de Mesopotamia, pero la escritura jeroglífica
es única y de desarrollo autóctono, las primeras muestras se remontan a mediados
del III milenio a.C.
Los pensamientos humanos se anotaron, inicialmente, en
tablillas de arcilla. Posteriormente en tablillas de cera
El descubrimiento de la escritura cuneiforme se debe a un
alemán de veintisiete años, estudiante de filología dedicado a la docencia, y lo
hizo por una apuesta con unos amigos en una noche de francachela.
Georg Friedrich Grotefend (1775-1853), se comprometió a
encontrar la clave para descifrar la escritura cuneiforme, basándose en unas
malas copias de inscripciones halladas por excavadores en Persépolis.
Afrontó el problema con espíritu juvenil y desenfado y logró
lo que los mejores especialistas de la época no habían conseguido. En el año
1802 presentó a la Academia de Ciencias de Gotinga sus primeros resultados que
tituló "Artículos para la interpretación de la escritura cuneiforme
persopolitana".
Primero comprobó que aquellos signos no eran un adorno, como
muchos expertos creían. Luego descubrió que la escritura se realizaba de arriba
abajo y de izquierda a derecha. Después identificó la repetición de las
supuestas palabras, que al proceder de tumbas de supuestos reyes, deberían
contener la palabra "rey" "gran rey" "rey de reyes" "hijo de..." y algún grupo
de signos repetitivo que pudieran ser el nombre de algunos de los reyes que los
historiadores, desde Heródoto, habían reseñado en sus crónicas.
Así, tras diversas pruebas y tanteos, consiguió descifrar unas
doce letras de escritos en los que figuraban el nombre del rey Darío y de su
padre, Histaspes, que los griegos escribían, de diversas formas, de acuerdo con
la fonética persa de su época.
Rawlison se había apoyado en los primeros estudios de la
escritura cuneiforme y en avances posteriores, debidos a la dedicación que
muchos científicos europeos prestaron al conocimiento e interpretación de
diferentes lenguas muertas y que, también, facilitaron la interpretación de la
lengua de los lejanos imperios asirio, babilónico y persa.
Hoy son numerosos los especialistas que pueden leer sin
problema la escritura cuneiforme de las tablas de arcilla, en cuyos hallazgos
contribuyó de forma importante Paul Emile Botta, durante su descubrimiento de la
ciudad de Nínive.